Hacienda prepara la creación de un nuevo impuesto
extraordinario temporal que grave a las mayores fortunas del país, pero la
fórmula para identificar el umbral desde el que se está afectado varía entre
diferentes propuestas.
22
de septiembre Fuente Expansión
El Gobierno de coalición ha decidido impulsar una nueva figura
tributaria "para pedir mayor esfuerzo a quienes más tienen"
en "estos momentos de dificultad" que arroja la crisis inflacionista,
ha anunciado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Queda por aclarar,
sin embargo, qué considera Hacienda que son "grandes
fortunas" y en qué cuantía se aspira a gravarlas.
El objetivo, ha detallado, es lograr un incremento de la recaudación que permita
cosechar recursos adicionales para seguir apoyando "a las
clases medias trabajadoras" con medidas como el mantenimiento de la
bonificación de los carburantes, la gratuidad de los transportes, el incremento
de las becas o las rebaja fiscal de la factura energética.
Para ello, tras barajar distintas opciones, el
Ejecutivo ha decidido apostar por la creación de una figura impositiva
extraordinaria de carácter temporal como ya ha hecho al impulsar
nuevos impuestos para la banca y las energéticas.
Como en dicho caso -y a falta de ver si la tasa
europea sobre petroleras y gasistas sale adelante sustituyendo al impuesto
español a todas las energéticas-, la idea es tener en vigor el tributo el 1 de
enero de 2023, en paralelo al resto de novedades fiscales del año.
Al tratarse de una figura de nueva creación, su
tramitación deberá de efectuarse en paralelo pero por separado de la del
proyecto de Presupuestos Generales del Estado.
"Hay que dejar trabajar a los técnicos",
ha pedido Montero tras anunciar sus planes, dejando abierta la incógnita
de cómo identificará a los contribuyentes potenciales del
nuevo impuesto y de qué forma someterá a gravamen sus fortunas.
Hasta la fecha, la riqueza en España queda gravada
básicamente con la aplicación del Impuesto de Patrimonio, un tributo estatal cedido
a las comunidades autónomas que se aplica sobre los patrimonios
superiores a los 700.000 euros (una vez descontados 300.000 euros del
valor de la vivienda habitual).
A partir de ahí, las comunidades tienen potestad
para modular el alcance del gravamen y, de hecho, Madrid viene bonificándolo al
100%, lo que supone su inaplicación de facto. El anuncio de Andalucía de que
seguirá sus pasos y el de Murcia de que estudia hacer lo mismo son los
detonantes que han acelerado los planes tributarios del Ejecutivo.
Ahora bien, es de prever que el nuevo tributo no
establezca esa misma base imponible, esto es, el patrimonio que supera el
millón de euros (como suma de 300.000 euros del domicilio y 700.000 de
fortuna).
A falta de ver qué propone ahora la coalición de
Gobierno, Unidas Podemos ha recordado este jueves que en los últimos meses ya
presentó una propuesta para incrementar la presión fiscal sobre los más ricos
del país.
El pasado junio, el partido morado defendió la creación de un impuesto que gravaría
las fortunas de más de 10 millones de euros con una escala de
gravamen creciente de entre el 3,6% y el 5% (a partir de 150 millones) en ocho
tramos. La cuantía se vería modulada en función de si el contribuyente hace ya
aportaciones al Impuesto sobre el Patrimonio. El objetivo era recaudar 10.000
millones de euros.
Por otro lado, en su programa electoral, Unidas Podemos planteó impulsar un gravamen del
2% sobre los patrimonios de más de un millón de euros, que ascendería a un tipo
del 2,5% para los de más de 10 millones de euros; aplicaría un 3% a los
superiores a los 50 millones y gravaría al 3,5% los de más de 100 millones.
Desde el punto de vista tributario, por tanto, la consideración de patrimonio
imponible puede arrancar desde los 700.000 euros, el millón o los 10
millones, en función de estas diferentes propuestas, si bien está por ver cuál
es la cifra de corte por la que se decanta ahora Hacienda y cómo logra que la
figura resulte complementaria -y no redundante- al Impuesto de Patrimonio.
En el último año, España ha perdido 17.000 grandes fortunas, si bien el selecto club de
personas que cuentan con un patrimonio superior al millón de dólares
disponibles para invertir (lo que excluye la primera residencia y piezas de
arte) se mantiene por encima del millón de miembros.
La cifra de millonarios se sitúa en 1.132.000 personas, según se
desprende de la última edición del Informe de la riqueza mundial que
publica cada año el banco suizo Credit Suisse. En 2026, serán 1,4 millones.