Mientras el uso del efectivo como medio de pago se
ha ido reduciendo paulatinamente en los últimos años, la Generación Z, la de
los nacidos a finales de la década de 1990 y principios de la del 2000, parece
haberlo recuperado como la mejor herramienta para controlar sus finanzas.
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de Julio Fuente Expansión
Según la encuesta de la plataforma de finanzas
personales Credit Karma, el 45% de los jóvenes de la Generación Z, los nativos
digitales, prefieren efectivo para las compras diarias, un
porcentaje mucho más elevado que en el conjunto de la población.
Además, el 33% siente que tiene un mayor
control de sus finanzas si opera con efectivo y un 25% afirma no
querer acumular deuda.
En esta línea apunta también la encuesta nacional
sobre el uso del efectivo publicada recientemente por el Banco de
España, donde un 60,3% de la población entre 18 y 24 años tiene el
efectivo como método de pago preferido.
Un estudio del Center for Generational Kinetics
explica que la crisis económica derivada de la pandemia sanitaria
impactó directamente en los jóvenes, que además asistieron a las
dificultades financieras de familiares y amigos.
Según el informe, el 34% de los consumidores entre
13 y 25 años se vio afectado negativamente en su ahorro personal,
el 36% en su posibilidad de obtener ingresos y el 39% en su capacidad para
consumir. El 27% encontró problemas para ahorrar para su educación y el 29%
para crear un fondo de emergencia, según recoge la agencia Efe.
Todas estas cuestiones han generado entre
los más jóvenes una gran preocupación por limitar el riesgo, por conocer las
tarifas y los costes asociados a los medios de pago y, en definitiva, por tener
un mayor control de sus finanzas personales.
En este contexto, han
"redescubierto" el efectivo como una herramienta "útil,
confiable y efectiva" para comprender y optimizar su salud
financiera. De hecho, el 64 % afirma no poseer una tarjeta bancaria.
Muchas han sido las iniciativas de jóvenes con el
efectivo que se han viralizado a través de la red en los últimos tiempos.
Una de las más compartidas ha sido la
denominada "ahorro en sobre". Esta medida consiste en
realizar un seguimiento de los gastos mediante la distribución de una cantidad
fija de dinero en varios sobres dedicados a gastos regulares y objetivos a
largo plazo.
Desde finales de los años 70 diversos autores,
entre ellos Elizabeth Hirschman o Richard Feinberg, vienen estudiando lo que se
conoce como "cashless effect" o "efecto sin
dinero", la idea de que los consumidores tienden a comprar más productos y
a pagar cantidades superiores cuando realizan el pago sin efectivo, al no
existir la sensación física de estar desprendiéndose de dinero tangible.
Para muchos expertos, la sensación
asociada al pago en efectivo sirve como una herramienta natural para hacer los
pagos "más visibles y conscientes" y para mejorar, al mismo tiempo,
la gestión de las finanzas personales, frente a quienes defienden los pagos
digitales y la práctica desaparición del efectivo.