La
revalorización de las pensiones en 2022 tendrá un coste de 3.000 millones más.
El ministro de
Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, dijo ayer que
su objetivo en la reforma de las pensiones es que las prestaciones más elevadas
aumenten en relación con la subida prevista de las bases máximas de cotización. Es
decir que, según sus estimaciones preliminares, si la aportación a la Seguridad
Social de los trabajadores con la remuneración más alta crece un 22,8%
en los próximos 25 años, otro tanto debe aumentar la pensión máxima.
La base máxima
de cotización es la parte del salario por la que la empresa y los
trabajadores cotizan a la Seguridad Social. Ahora, está en 4.070 euros
al mes, y sobre ella se aplica el tipo de cotización para la empresa, que
es de 23,60%. Y, también, el 4,70% del trabajador. En
cifras anuales, la base máxima de cotización es de 48.840 euros anuales.
Por lo tanto, todo el salario
que supera esa cifra ya no cotiza a la Seguridad Social. Por eso el ministro
dijo ayer que pretende "mantener estrictamente" la contributividad respecto
a la pensión máxima. Es decir, que la renta que perciba el jubilado esté
relacionada con el esfuerzo contributivo a la Seguridad Social que hizo durante
su vida laboral.
El ministro
estimó el martes que la base máxima podría crecer en los próximos 25 años un
22,8% hasta los 60.000 euros. Bien es verdad que ayer precisó que se
trata de una primera estimación a la espera de que su equipo cierre las cifras
definitivas. De hecho, el Gobierno discutirá en 2022 esta cuestión con
la patronal y los sindicatos. La pensión máxima es de 2.707 euros
mensuales, que por catorce pagas, supone una cuantía anual de 37.898
euros al año.
El ministro dijo
que todo lo que se incremente la base máxima será lo que se incremente la
pensión máxima, aunque puntualizó que se trata de una cuestión que
todavía "hay que calibrar". "Es un elemento que debemos tener el
año que viene en la Ley General de la Seguridad Social y con ello nos
equiparamos con las prácticas habituales de nuestro entorno [europeo]. No
obstante, el ministro precisó que el Gobierno tiene que negociarlo con la
patronal y con los sindicatos.
También tiene
que valorar que, si las pensiones más altas suben en relación con la
cotización exigida, el gasto en las prestaciones puede aumentar mucho
más de lo que lo hace ahora y, además, puede tener problemas con la
oposición de los sindicatos al incremento automático de la pensión máxima en
relación a la cotización. Y, más, si estas rentas, como las demás, se
revalorizan con la inflación.
Precisamente, la Seguridad
Social calcula que la desviación de la inflación respecto a la subida
del 0,9% que tuvieron las pensiones a principio de año puede
tener un coste adicional de 2.000 millones de euros. Falta por conocer la
tasa anual de inflación en noviembre en relación con el mismo mes del año
anterior. Con esta cifra la Seguridad Social podrá calcular la desviación de
los precios. Las previsiones apuntan a que la tasa media de inflación se
situará en torno al 2,3%, lo que supondría una diferencia de 1,4 puntos
respecto a la subida del 0,9% de las pensiones a principios de año. Con todo,
el montante total para la revalorización de las pensiones en 2022 será
de 3.000 millones.
Fuente Expansion