El país es poco amigo del dinero de plástico. Los
ciudadanos se resisten a decir adiós a monedas y billetes para preservar a toda
costa su privacidad
4
de mayo ELPAIS
Los alemanes tienen una gran pasión que sorprende
a los que llegan al país: el pago en efectivo. La mayor economía de Europa se resiste
a abrazar la tendencia global de decir adiós a las monedas y billetes. Lejos de
un romanticismo por tiempos pasados, esta persistencia va en línea con el
profundo deseo que siente una gran parte de la sociedad alemana por velar a
toda costa por su privacidad. Nadie debe saber qué hacen con su dinero, y mucho
menos los bancos.
En una encuesta del Banco
Central Europeo, el 69% de
los alemanes afirmó que el dinero en efectivo era “importante” o “muy
importante” para ellos. Especialmente las personas mayores y las personas con
bajos ingresos y nivel de educación mostraron un gran apego por esta forma de pago. Solo en Austria el amor
por los billetes y las monedas parece ser aún mayor.
Salir a tomar algo en Alemania puede conllevar
pasar previamente por un cajero automático. El cartel de “Only cash” cuelga en la entrada de numerosos
establecimientos, especialmente en algunas partes de ciudades como Berlín, pero
también en otras zonas como en el rico Estado federado de Baviera. “Mi jefe
lleva 37 años cobrando solo en efectivo y piensa que por qué cambiar ahora”,
explica la camarera del popular Franken Bar, en el barrio berlinés de
Kreuzberg, donde el cartel está hasta en tres sitios diferentes para evitar
problemas con los turistas. Junto con la justificación de la costumbre, otros
muchos locales aducen a que se debe al gran coste que supone aceptar tarjetas.
“Si te soy sincero, no aceptamos tarjetas porque los impuestos de las tarjetas
son muy altos para nosotros”, se justifica el camarero de un restaurante
asiático del barrio de Neukölln, en el sur de Berlín.
“Lo probamos tres meses durante la pandemia, pero
pagábamos 800 euros por aceptar el pago con tarjeta. Los supermercados reciben
un descuento especial porque son grandes establecimientos, no como nosotros”,
indica sobre las comisiones que cobran los bancos por transacción y que varía
en función del tipo de tarjeta. En el caso de Visa, por
ejemplo, puede ir desde el 1% hasta incluso el 3%. A esto se suma el alquiler
mensual de los terminales. El pago en efectivo no se limita al sector de la
hostelería, sino que también se ve en otros servicios de la capital alemana
como en el taller de coches, a pesar de ser cantidades elevadas. “Yo necesito
el efectivo para poder pagar a todos los que me suministran piezas para el
taller y que solo aceptan billetes”, se limita a contestar el mecánico de un
taller al preguntarle por sus motivos.
Debate fiscal
Esto hace que las conversaciones sobre privacidad
o impuestos elevados se entremezclen con la sombra del dinero negro, la famosa caja B que algunos negocios tienen para
evadir impuestos y con la que los ciudadanos están dispuestos a convivir si eso
les permite seguir pagando con billetes. De otra forma lo ven las autoridades
fiscales, que llevan años presionando para que se establezcan límites máximos
de efectivo. Los expertos piensan que las grandes cantidades de efectivo son
sobre todo un indicio de transacciones sospechosas.
“A menudo nos encontramos con taquillas llenas de
dinero”, explica Oliver Huth, presidente de la Asociación de Investigadores de
Delitos de Renania del Norte-Westfalia, a la publicación alemana Der
Spiegel. “El dinero procede de todos los delitos imaginables: delitos de
drogas, extorsión o blanqueo de dinero”, agrega.
Según las estimaciones, el alemán medio sigue
teniendo unos 100 euros en su cartera, pero la proporción de pagos en efectivo disminuye poco a poco y cada vez
más alemanes abonan los productos electrónicamente. El año pasado, los alemanes
utilizaron su tarjeta bancaria o su smartphone una media de 284 veces para
hacer compras, según cálculos del Boston Consulting Group (BCG). Esto supone un
aumento de casi el 5% respecto al año anterior. No obstante, Alemania se sitúa
en la parte baja de la tabla en comparación con el resto de los países
europeos. “Para los alemanes, el efectivo sigue siendo un medio de pago
importante”, afirma Markus Ampenberger, experto en operaciones de pago y
coautor del estudio.
ALMUDENA DE CABO