A los seis meses consecutivos de descensos en las
operaciones de compraventa se le suma una caída del precio del 2,6% en marzo
precedida de un tímido avance en febrero.
5
de mayo Expansión
Como una forma de gota malaya, la guerra de
Ucrania y sus consecuencias han ido erosionando el pilar básico del mercado
inmobiliario, que es el dinamismo comprador. Así lo atestigua la evolución de
las compraventas, registrada por el Consejo General del Notariado y que da
carta de naturaleza a las previsiones de los expertos en el mercado
inmobiliario, que hablan de un 2023 crepuscular. Y aunque es posible
que la bajada en la actividad compradora se cifre en el entorno del 15%, no se
trata de un dato del todo negativo, puesto que 2022 marcó el récord de
compraventas de los últimos quince años. Por tanto, una bajada del 15% haría de
este 2023 un buen año para el mercado inmobiliario.
En marzo, último mes del que el Notariado tiene
datos disponibles, se registraron 63.661 operaciones de compraventa, lo que supone un descenso del 11,7% con respecto
al mismo mes del año pasado. Y podría ser sólo el principio de algo mayor: es
el sexto mes consecutivo de descensos interanuales, una racha que empezó con
una tímida bajada del 3,8% en octubre, pero desde entonces la caída fue de
doble dígito en los meses de diciembre, febrero y marzo.
Hay dos vertientes tras estos datos. La primera
viene del hecho de que el ritmo de compraventas posterior a la pandemia
es insostenible en el tiempo, y no sólo por la pérdida del pulmón
financiero de los compradores, sino porque la oferta ha menguado de manera
determinante, sobre todo en el caso de la vivienda nueva. Se construyen menos
de cien mil viviendas al año en España, que no son suficientes para contentar a
toda la demanda interesada. El portal inmobiliario Servihabitat estima que en
2023 se construirán aún menos que en 2022, en concreto un 8,5% menos, para
llegar a solo 86.700: "El ascenso de viviendas iniciadas durante la
pandemia ha dado paso a un ajuste por la presión de los altos costes
constructivos en la promoción residencial. De esta forma, la obra nueva se
sitúa por debajo de las necesidades de la demanda y, por primera vez desde
2015, las viviendas terminadas superan las iniciadas".
La segunda vertiente tiene que ver con la
coyuntura del momento, que dificulta las condiciones de acceso a la vivienda:
el adelgazamiento del ahorro familiar, el endurecimiento de los requisitos para
acceder a financiación hipotecaria y el encarecimiento de la misma...
Circunstancias estas que hacen muy complicada a los jóvenes y a las rentas
medias-bajas la compra de un inmueble. La mezcla de ambos factores es explosiva
y arroja estos resultados. En este sentido, la subida de tipos anunciada ayer
por el BCE (ver página 15), puede ser una política perjudicial para el mercado
inmobiliario español. Gonzalo Bernardos, profesor de Economía y director del
máster inmobiliario de la Universidad de Barcelona, indica que la institución
europea "se va a pasar de frenada. El BCE pretende reducir la circulación
de dinero para disminuir la demanda, pero ¿si eso ya lo hacen los bancos para
qué lo hace también?".
Podría haber una tercera vertiente, que es el
impacto de la ley de vivienda, que se centra más en el alquiler que en la compraventa,
pero cuyos efectos colaterales podrían afectar al segundo mercado. Los expertos
consultados consideran que la ley puede tener un efecto desincentivador en la
compra de vivienda, al menos de aquella que se hace con afán inversor. Por
citar algunos motivos, las escasas bonificaciones fiscales, la
dificultad de realizar desahucios o la imposición de topes al alquiler que
podrían reducir la rentabilidad de la vivienda.
Las mayores caídas de marzo se produjeron en La
Rioja (-38,7%), Navarra (-34,9%) Madrid (-22,9%) y País Vasco (-22,7%). Por citar otras grandes regiones en las que la
vivienda presenta un gran número de operaciones, en Cataluña la disminución fue
del 12,5%, en la Comunidad Valenciana del 6,1% y en Andalucía del 5,5%. Por
contra, solo una región cerró el mes en positivo: Galicia, que avanzó un 3,8%.
Por otra parte, es llamativo el cambio de
tendencia que viene experimentando el precio de la vivienda registrado
por los Notarios en el último trimestre. Ha tardado en reaccionar a la
situación económica un poco más que las compraventas, pero ya nota sus efectos:
en enero se redujo un 1%, en febrero avanzó solo un 0,5% y en marzo volvió a
bajar, en este caso un 2,6%, con lo que podemos hablar de un estancamiento en
el precio. En ese sentido, los mayores avances interanuales del precio se
dieron en Islas Canarias (9,5%), La Rioja (6,7%) y Comunidad Valenciana (6,3%);
los menores, en Cantabria (-7.7%), País Vasco (-6,2%) e Islas Baleares (-6,1%).
Por su parte, la Comunidad de Madrid se encareció un 5,2% y Cataluña, un 2,4%.
Finalmente, las hipotecas para comprar una
vivienda cayeron un 26,4% interanual, con un cuantía media de 146.780
euros, un 4,4% menos. Un 42,7% de las compraventas de marzo fueron financiadas
a través de un préstamo hipotecario.
Rebajar las expectativas
Frente a los datos de caídas de precio registrados
por el Consejo General del Notariado, ayer el portal inmobiliario Idealista
publicó que el precio que demandan los vendedores por su vivienda creció un
7,3% interanual a cierre de abril, hasta los 1.963 euros por metro cuadrado.
Las estadísticas no son necesariamente contradictorias, puesto que lo que
refleja el portal inmobiliario son las expectativas de los vendedores. Cuando
el mercado está al alza, los vendedores son muy sensibles a las subidas, y
aumentan el precio que piden por el inmueble rápidamente. No se produce una
situación análoga en un mercado a la baja, y los vendedores tardan más en aceptar
que tienen que bajar el precio de venta. Pero terminarán haciéndolo, por lo que
a finales de año o principios del próximo será posible encontrar importantes
descuentos en el mercado de venta.