l retraso medio sobre el plazo de pago pactado
ascendió a 14,53 días en el cuarto trimestre, dos días por encima del promedio
europeo y la tercera mayor demora por detrás de Portugal e Italia.
2
de marzo Expansión
La morosidad empresarial (esto es, el retraso en
los pagos entre las propias empresas) es un mal endémico en España, pero no
exclusivo de la economía española. De hecho, prácticamente en ningún país
europeo se cumplen los plazos medios pactados entre compañías. Eso
sí, el grado de incumplimiento no es ni mucho menos homogéneo, con una
diferencia de casi 19 días entre el país que peor paga y el que lo hace con
menor retraso.
En el cuarto trimestre del año pasado, las
empresas europeas pagaron con un retraso medio de 12,49 días sobre
los plazos acordados, una cifra muy similar a la del trimestre anterior, pero
inferior en 1,1 días a la del mismo periodo de 2021. Así lo recoge el último estudio
de Informa D&B sobre el comportamiento de pago de las empresas europeas,
publicado ayer y que analiza este parámetro en nueve países del Viejo
Continente, entre ellos las cuatro mayores economía del euro.
Y las conclusiones no son demasiado alentadoras
para España, cuyas empresas
figuran como las terceras peores pagadoras con un retraso medio de pago
de 14,53 días en el último trimestre de 2022 (más de dos días superior
al promedio europeo), solo por detrás de Portugal, que lidera el
ránking con una demora de 23,25 días, e Italia, donde el retraso
asciende a 16,38 días.
Es cierto que el retraso medio de pago en España
se redujo tibiamente en el cuarto trimestre del año pasado respecto al mismo
periodo de 2021 (en 0,69 días), pero también que, a diferencia de la media
europea, donde la tendencia a la baja ha sido constante en los últimos
trimestres, las demoras repuntaron ligeramente entre las
empresas españolas en el tercer y cuatro trimestre, periodo marcado por la
alargada sombra de la guerra en Ucrania, la crisis energética y las fuertes
presiones inflacionistas en precios y costes.
España, cuya economía es la única de la UE que no
ha recuperado todavía los niveles de PIB prepandemia, se queda así también
rezagada en la mejora de los plazos de pago emprendida tras el Covid. Durante
la crisis sanitaria, el retraso medio de pago entre los países europeos
analizados llegó a auparse hasta los 14,5 días en el cuarto trimestre de 2020,
dos días más que ahora, mientras que en España la demora promedio
alcanzó los 16,24 días en el primer trimestre de 2021, cifra que si
bien se ha reducido (en 1,7 días), no lo ha hecho en la misma proporción que la
media europea.
Plazos pactados y plazo real
En España llueve sobre mojado, con un importante
retraso medio sobre unos plazos pactados que son ya de por sí muy elevados. En
el cuarto trimestre de 2022, el periodo medio acordado entre las empresas se
situó en 80,5 días (la ley fija un máximo de 60 días en el sector privado) y,
sin embargo, el plazo real de pago fue de 95,1, lo que arroja el
retraso de 14,53 días ya mencionado.
A pesar de ello, el plazo medio de pago (la diferencia entre el periodo real y el pactado)
disminuyó en 1,8 días respecto a principios de año, "lo que se debe al
esfuerzo de las empresas por mantener sus condiciones comerciales con los
proveedores", según Nathalie Gianese, directora de Estudios de Informa
D&B.
Aunque en los últimos doce años, España ha estado mayoritariamente por encima de
la media europea en la tardanza de pago de sus empresas, no siempre ha sido
así. De hecho, entre principios de 2016 y el tercer trimestre de 2018 se situó
por debajo, con retrasos ligeramente menores que sus pares europeos.
Con la llegada del Covid, los plazos se dilataron en mayor medida que en el
resto de Europa, generando una nueva brecha que se mantiene desde entonces.
Al otro lado de la balanza, entre las empresas europeas mejor pagadoras
figuran las de Países Bajos, con un retraso medio de 4,26 días, el
menor entre los países analizados. Le siguen Alemania, con un
demora que en promedio ronda los 5,48 días (0,9 menos que a finales de 2021),
y Bélgica, con 10,78 días (+0,2). Son los únicos que se sitúan por
debajo de la media. En Francia, el retraso medio alcanzó los 12,82
días (2 menos que en 2021); en Reino Unido, los 14,04 (-0,4), y
en Irlanda, los 14,52, 1,4 días más que hace un año.