El comisario europeo aboga porque las nuevas
reglas fiscales dejen margen para la inversión pública y deja la puerta abierta
a un mecanismo comunitario permanente de financiación
4
de mayo CincoDias
Si bien instituciones como el Banco de España afirman que ha llegado el momento de la
contención fiscal y de retirar las ayudas de la pandemia y las derivadas de la
invasión de Ucrania, los retos que afronta la Unión Europea en su conjunto en
el futuro más inmediato en términos comerciales y, sobre todo, energéticos requerirán de muchos recursos en los
próximos años.
El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni,
ha advertido este jueves durante su intervención en el Foro Económico de
Bruselas que en los próximos años será “inevitable” que la intervención pública
tenga “un rol mucho más importante que en el pasado”. “En la conversación que
tendremos en los próximos meses sobre cómo ayudar a nuestras economías, no
estaremos en la carrera por cómo conseguir una globalización más barata, unas
cadenas de suministros más económicas o abaratar el empleo, sino por una
globalización con más justicia social y segura. Y sabemos que, para evitar eso,
la intervención [pública] va a ser fundamental”, afirmó el comisario.
Según las estimaciones de Bloomberg, Europa necesitará 4,9 billones de euros hasta
2050 en inversión pública y privada en energías verdes para lograr sus
objetivos energéticos. Frente a estas ambiciosas metas, Bruselas pretende
retomar en el año 2024 las reglas fiscales, en pausa desde la pandemia. Tal y
como están diseñadas, las reglas comprometerían la capacidad de invertir de los
países más endeudados, como son los casos de Portugal, Italia, Francia o
España.
La Comisión Europea planteó un escenario de reforma de los objetivos de déficit y deuda que
abogaba por dar a los Estados miembros mayor margen para abordarlos de
manera negociada con Bruselas, aunque mantendrían los baremos del 60% de la
ratio del PIB, en el caso de la deuda pública, y del 3% en el apartado de
déficit. Sin embargo, en las últimas semanas, Alemania ha hecho palpable su
negativa a dejar a los Estados que negocien políticamente sus objetivos
fiscales. El ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, publicó una carta
en Financial Times en el que criticaba la propuesta de la
Comisión, lo que hizo modificar la propuesta final de Bruselas e
introducir un ajuste anual obligatorio del déficit del 0,5% si este supera el
techo acordado.
Equilibrio financiero, pero con inversiones
Gentiloni aseguró que la fórmula de los próximos
años para la contención fiscal europea no debía ser otra que la del
“crecimiento sostenible”, sin embargo, también concretó que para abordar este y
otros retos futuros, el diseño de las próximas reglas fiscales habrá de apoyar
la inversión. “[El actual diseño de las reglas fiscales] no redujo la deuda y
la inversión no dejó de caer. Lo que necesitamos son reglas que mantengan
los compromisos sin perder la capacidad de invertir”, indicó.
En esta línea, el comisario de Economía ha dejado
la puerta abierta a crear un mecanismo comunitario de financiación permanente.
“Hemos demostrado que se puede llegar a un balance [de crecimiento y contención
fiscal] con las iniciativas de financiación comunes. Esas iniciativas no son
algo que terminará en 2026. No hablo de los fondos europeos, que fueron algo
para un momento determinado. Pero hay propuestas, como el fondo soberano
europeo que siguen encima de la mesa. Y necesitaremos estos mecanismos en el
futuro”, expresó Gentiloni.
En este sentido, el comisario también ha abierto la puerta a la creación de un mecanismo
europeo para el fomento del reciclaje laboral en la Unión. “No estoy diciendo
que necesitemos un nuevo SURE [el fondo contra el paro diseñado en pandemia]
con las mismas características de 2020, porque no sería útil en la situación
actual, sino que creo que sería un tema interesante que discutir en los
próximos meses un mecanismo europeo que financie la recualificación», expresó
Gentiloni.