El Ejecutivo revela a Bruselas en el Plan de
Estabilidad que su compromiso de rebajar el déficit al 3% en 2024 descansa este
año en sus nuevos impuestos y se concentrará en reducir el gasto público tras
las elecciones.
29
de abril Expansión
El Gobierno se vio obligado ayer a mostrar sus
cartas a Bruselas tras el órdago fiscal lanzado el jueves, cuando
prometió rebajar el déficit público al límite comunitario en 2024,
un año antes de lo previsto. Al cumplir con su obligación anual de remitir a la
Comisión Europea el Programa de Estabilidad, en este caso de periodo 2023-2026,
antes del cierre de abril, el Ejecutivo tuvo que explicar que los 24.000
millones de euros de ajuste presupuestario previstos en solo dos años descansan
en incrementar la presión fiscal a un inédito 40% del PIB y
por acometer un recorte de gasto de 20.000 millones, el grueso de este tras las
Elecciones Generales previstas para finales de año.
El documento remitido a Bruselas incorpora
oficialmente la nueva senda de consolidación presupuestaria acelerada que el
Gobierno anunció el jueves tras
conocer la propuesta de reforma de las reglas fiscales presentada por la
Comisión Europea. El plan consiste en reducir el déficit público desde
el 4,8% del PIB en el que cerró 2022 (en 63.776 millones) al 3,9% este
año (lo que supone una rebaja de unos 12.000 millones); para alcanzar
el 3% en 2024 (otros 12.000 millones menos, y por tanto 24.000 en solo
dos años), situándose ya en el límite desde el que Bruselas volverá a pedir
ajustes a partir del próximo año. La senda permitiría alcanzar un superávit primario
en 2025, cuando el déficit caería al 2,7%, para descender al 2,5% en 2026.
El Gobierno no ofreció más detalle de su plan
inicialmente, pero el Programa de
Estabilidad remitido por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño,
desnuda su estrategia al desvelar sus previsiones de ingresos y gastos
públicos.
Así, de una parte, el Ejecutivo estima que el
conjunto de ingresos públicos del Estado, que fue del 43% del PIB en 2022,
sumando 570.521 millones de euros, se elevará al 43,4% este año (5.308 millones
más) al calor de los nuevos impuestos aprobados sobre banca,
energéticas y grandes fortunas, pasaría al 43,3% en 2024 (1.327 millones
menos, coincidiendo con la rebaja de IRPF a rentas bajas), el 43,7% en 2025 y
el 43,8% en 2026. Conviene tener en cuenta que aunque se asume que determinados
ingresos secundarios se reducirán, el Ejecutivo confía en que la presión fiscal
(suma de ingresos por impuestos y cotizaciones) suba año a año, pasando del
38,7% al 39,7% este ejercicio, marcando récord en 2024 por encima del 40% y
alcanzando el 40,6% en 2026. Solo en 2023, Hacienda confía en recaudar un 8,8%
más de tributos (359.000 millones) sobre el máximo histórico que ya cosechó en
2022 aupada sobre la inflación (a la que achaca un tercio de los ingresos extra
del año pasado).
En resumen, de cara a la reducción del déficit, el Gobierno espera obtener unos 3.980
millones extra entre 2023 y 2024, gracias fundamentalmente a los nuevos
impuestos extraordinarios.
La mayor sorpresa llega, sin embargo, del lado del gasto. El Programa de
Estabilidad detalla que la factura pública se situó en 2022 en el 47,8% del PIB
(634.297 millones). A partir de ahí, el Gobierno revela que aspira a reducir
su peso al 47,3% este año (6.635 millones menos), y al 46,3% el
próximo ejercicio (es decir, 13.271 millones de recorte una vez pasadas las Elecciones
Generales previstas para finales de este año) para mantenerlo congelado en ese
umbral hasta 2026. En total, el Ejecutivo dibuja una rebaja de 19.900 millones
de euros del gasto público entre 2023 y 2024, que sumados a los 4.000 millones
de recaudación extra arrojan los 24.000 millones de rebaja exprés del déficit
comprometida.
A falta de ver cómo evoluciona la coyuntura
económica y geopolítica -o, claro está, el resultado de los comicios-, lo
cierto es que buena parte de la reducción del gasto proyectada por el Ejecutivo
descansa en la expectativa de que paulatinamente podrá ir retirando las
medidas desplegadas para paliar la crisis energética e inflacionista. Una
factura de 35.000 millones entre ayudas públicas y rebaja de los impuestos
energéticos que en buena parte caducarán a cierre de este año.
Más allá, el Gobierno defiende ante Bruselas que "para lograr la consolidación de las
finanzas públicas, se deben compatibilizar con el estímulo del crecimiento
económico", y que desde esta óptica hay que medir también la reforma
fiscal comprometida. "Cabe señalar que en los últimos años se ha
producido una reducción significativa del diferencial negativo de
ingresos en relación con la Unión Europea", subraya, dando por
cumplida la reforma estructural con las medidas coyunturales adoptadas. Resta
por ver qué opina Bruselas.
EL EJECUTIVO PREVÉ 1,1 MILLONES MÁS DE EMPLEOS Y
BAJAR EL PARO DEL 10% EN 2026
El Gobierno ha optado finalmente por mantener
vigente, su optimista cuadro de previsiones macroeconómicas. A la luz del buen
dato de crecimiento del primer trimestre del año, y con el grueso de grandes
analistas revisando al alza sus proyecciones para España (aunque sin llegar al
extremo de La Moncloa), el Ejecutivo ha informado a la Comisión Europea de que
espera un incremento de PIB del 2,1% este año y el 2,4% el próximo ejercicio,
en un contexto de fuerte creación de empleo.
De hecho, las proyecciones para el mercado laboral incorporadas en el Programa de
Estabilidad son quizás las más ambiciosas de todo el documento. El Gobierno
espera que en el conjunto del periodo que rige el plan, de 2023 a 2026,
España creará 1,1 millones más de empleos, que se sumarían al millón ya
generado tras la pandemia.
Como consecuencia, detalla el Ejecutivo, la
tasa de paro intensificará su senda descendente pasando del 13% de 2022 al
12,2% este año, el 10,9% el próximo ejercicio para acabar situándose por
debajo del 10%, en el 9,8%, en 2026.
El documento destaca que el crecimiento potencial
del PIB español se elevará al 1,6% a partir de 2024, el doble que el registrado en 2018, y que el país
consigue generar empleo cada vez con menores tasas de crecimiento. De hecho,
para 2025 se espera que el alza del PIB se modere al 1,8% y que en 2026 sea del
1,7%, después de que España acabe de despedir dos ejercicios consecutivos
creciendo al 5,5%, "recuperando prácticamente el nivel de PIB
prepandemia".
El Programa admite que en el entorno de
aumento de los tipos de interés de emisión se reflejará en un mayor pago por
intereses, pero aduce que la reducción del déficit primario facilitará
mantener la actual tendencia decreciente de la ratio de deuda. En este marco, y
con la reducción del déficit comprometida (al 3% para 2024), el Ejecutivo prevé
reducir la deuda pública del 113,2% al 111,9% este año, situarla por debajo del
110% en 2024, también un año antes de lo previsto inicialmente. A partir de
ahí, espera llevarla al 106,8% en 2026 (si bien el límite de referencia europeo
del 60% seguirá lejos).
80% DE FONDOS EUROPEOS COMPROMETIDOS
El Gobierno ha informado a la UE de que a cierre
de 2022 la cifra global de obligaciones reconocidas de los fondos europeos
sumaba 39.679 millones de euros, el 79,5% de lo presupuestados a cuenta del
programa Next Generation. En concreto, destaca, en 2021 se comprometieron
gastos por 20.977 millones, el 86,7% de lo dispuesto, y en 2021, otros 21.648
millones de euros, un 76,0% del objetivo, si bien el informe obvia detallar el
monto efectivamente desembolsado.