El Consejo de
Ministros ha aprobado este martes 6 de mayo de 2025 el proyecto de
ley para reducir la jornada laboral máxima legal a 37,5 horas semanales. Tras
este trámite, el proyecto será enviado a las Cortes para su discusión y
posible aprobación en el Congreso, donde se anticipa el debate sobre su
contenido y las posibles modificaciones.
A falta de
conocer el texto del proyecto, según el comunicado oficial emitido por
el gabinete de comunicación del MITES:
- La norma establece una jornada máxima legal
de 37,5 horas semanales —frente a las 40 horas actuales—
sin merma salarial.
- La nueva norma pivota sobre un registro de
jornada fiable e impedirá que los registros se hagan en
papel, deberán ser digitales y, a la vez, interoperables para
que Inspección pueda acceder a ellos en cualquier momento y en
remoto.
- Se garantizar de manera más efectiva el derecho
a la desconexión, para evitar que pueda exigirse el desarrollo de la
prestación fuera de los horarios pactados, respetando el derecho al
descanso y a la propia intimidad de las personas trabajadoras.
- Endurecimiento de las sanciones. Se
multará con hasta 10.000 euros por trabajador a las empresas que incumplan
con el registro horario y la reducción de la jornada.
- Se refuerza el derecho a la desconexión
digital.
- El plazo para la implementación de la jornada
reducida culminará a finales de 2025, seis meses desde la entrada en vigor
de la ley. Los convenios colectivos que tengan más de 37,5 horas
semanales en media anual tendrán hasta el 31 de diciembre para adaptarse a
las 37,5 horas.
Rechazo
empresarial a la medida y falta de apoyos
CEOE y CEPYME
han rechazado en todo momento reducir el tiempo de trabajo semanal a 37,5 horas
y el pacto ha sido alcanzado entre el Gobierno y los sindicatos. En concreto,
la patronal ha rechazado incluso ayudas directas de hasta 6.000 euros para
pequeñas empresas de sectores como la hostelería y el comercio.
Del mismo modo,
la iniciativa se enfrenta a un desafío inmediato: Junts ya ha
anunciado su intención de presentar una enmienda a la totalidad en el Congreso,
argumento que el partido sostiene al considerar que esta reforma constituye un
«ataque frontal» a los autónomos y las pequeñas y medianas empresas (pymes), un
sector crucial de la economía catalana. Del mismo modo, el Partido Popular
(PP) se ha opuesto frontalmente a la medida, anunciando que se posicionarán en
contra del proyecto cuando se discuta en el Congreso. El PP, a través de su
portavoz, ha calificado la iniciativa como «una medida que desestabiliza a las
empresas», sugiriendo que la reducción de horas podría aumentar la presión
financiera en un momento donde muchas empresas están aún recuperándose de los
desafíos económicos.