Dos de cada
tres compañías no tributaron por no obtener beneficios. Solo 536.823 declararon
unas cuentas positivas en 2017. De las 542.556 que registraron pérdidas, sólo
163.234 tenían actividad productiva. Únicamente 1.352 compañías ingresaron más
de 180 millones de euros
La
recaudación del Impuesto de Sociedades no será la panacea para
engordar con rapidez las arcas del Estado, como pretende el actual Gobierno en
funciones. Al menos eso es lo que dicen los números. En 2017, 1.601.598
empresas españolas estaban obligadas a declarar este impuesto. Sin embargo, dos
de cada tres estuvieron exentas de pagar.
Las
cuentas son sencillas. Según la estadística de Impuesto de Sociedad de la
Agencia Tributaria (AEAT), del total de empresas –que abarcan un amplio
espectro de ingresos desde menos de 6.000 hasta más de 180 millones– sólo
536.823 consiguieron una base imponible superior a cero –es decir, dieron
beneficios–. Por contra 1.064.775 presentaron a final de año una base imponible
negativa o igual a cero, por lo que no estarían obligadas a pagar –todavía
están pendientes las cuentas consolidadas, que verán la luz en noviembre–. De
ellas, 542.556 declararon pérdidas, aunque este dato no es del todo
representativo, ya que 379.322 serían sociedades que se mantienen inactivas, lo
que significa que en el ejercicio 2017, 163.234 empresas con actividad
presentaron en Hacienda cuentas con pérdidas.
El
Impuesto de Sociedades se ha convertido en los últimos tiempos en un campo de
batalla electoral por parte de los partidos de izquierda. Tanto Pedro Sánchez
como los líderes de Podemos han declarado abiertamente su intención de subir
más este gravamen para que las grandes empresas paguen más, tengan o no su sede
en España. Sin embargo, el Gobierno en funciones ha tenido que aparcar de
momento su idea. Durante la anterior campaña electoral, Sánchez ya adelantó que
exigiría una tributación adecuada para las grandes corporaciones y las
entidades financieras. Esta propuesta también quedó plasmada en el programa de
370 medidas con el que el PSOE quiso negociar un acuerdo de Gobierno con
Podemos, y que finalmente no se llevó a cabo.
Con
los datos de 2017 en la mano –el último año presentado por la AEAT–, apenas
8.000 empresas se encontraban en los tramos de ingresos superiores a los 30
millones de euros, y de ellas solo 1.352 declararon unos ingresos de más 180
millones. Pero esto no quiere decir que todas ellas presentaran beneficios.
2.063 evitaron pagar esta tasa al contar con una base imponible igual o
inferior a cero. Por tanto, los ingresos que el Estado pudiera recibir de más
por el aumento del gravamen a las grandes empresas sería muy limitado.
Tanto
el Ministerio de Hacienda como Gestha –que agrupa a los técnicos del Fisco– han
explicado en repetidas ocasiones que debe actualizarse este tributo,
considerado obsoleto por la nueva concepción de algunas grandes compañías.
Entienden que debe regularizarse cómo y dónde tributar, porque muchas de ellas
son del sector tecnológico y, aunque operan en nuestro territorio, no gozan de
una sede física en España y eso dificulta la tributación.
Pero
al margen de grandes compañías, esta estadística de la AEAT no hace más que
constatar que el empresariado español mantiene una composición estructural
basada en las pymes y las micro pymes. En total, las que declararon una
facturación inferior a 300.000 euros suman 1.213.433 empresas, casi el 76% del
total. De ellas, un 45% declararon unos ingresos inferiores a los 6.000 euros
anuales; casi un 20% entre 6.000 y 60.000 euros; poco más de un 13% entre
60.000 y 150.000 y casi un 9% entre 150.000 y 300.000.
Al
igual que ocurre con las grandes corporaciones, el número de estas pequeñas
empresas que declararon beneficios en 2017 se elevó a 235.530 –es decir,
pagaron Sociedades–, por las 470.893 que declararon pérdidas –y no lo
hicieron–.
Respecto
a la naturaleza de la empresa, se corrobora el microespacio del tejido
empresarial nacional, ya que la gran mayoría de ellas están constituidas como
sociedades de responsabilidad limitada, un total de 1.372.798, casi el 86% del
total. De ellas, 1.058.118 declararon en 2017 unos ingresos inferiores a
300.000 euros y 407 se situaron en el otro extremo, y facturaron más de 180
millones. En el segundo rango se situaron las sociedades anónimas, con 84.776,
de las que 20.087 ingresaron menos de 6.000 euros anuales y 809 lo hicieron con
más de 180 millones. Pese a lo que pueda parecer, que una empresa dé beneficios
no significa que tenga obligación de pagar el Impuesto de Sociedades. Si tuvo
pérdidas en el ejercicio anterior y en éste logra beneficios, solo tributaria
por la diferencia positiva del beneficio. Además, en la estadística de la AEAT se
plasman los datos de las sociedades individuales, por lo que para conocer los
resultados de los grupos consolidados habrá que esperar hasta noviembre.
Fuente: La Razón - Economía