El Índice de Gestores de Compras (PMI) español
retrocede 7,5 puntos en enero y se sitúa por debajo de los 50 puntos por
primera vez desde febrero de 2021.
La mala noticia es que la actividad económica en
la eurozona se frena notablemente en enero, acusando el impacto de las restricciones y el goteo de bajas por la
variante Ómicron. Y la peor es que España se frena mucho más que sus socios
comunitarios, registrando los peores datos de toda la unión monetaria, los
más bajos desde hace casi un año. El Índice de Gestores de Compras (PMI, por
sus siglas en inglés) que elabora la consultora Markit arroja un dato de 47,9
puntos, notablemente inferior al de la media de la eurozona (52,3 puntos). Y, aunque
ambas cifras han descendido en el último mes, la diferencia es muy marcada. Por
un lado, porque el descenso es mucho más intenso en el caso español (de 7,5
puntos en apenas un mes, por apenas un entero en el caso de la media europea);
y, por otro, porque España se sitúa por debajo de los 50 puntos que marcan la
frontera entre el crecimiento económico y la contracción de la actividad, si
bien hay que tener en cuenta que este carácter predictivo de la coyuntura se ha
perdido en cierta medida con el coronavirus, debido a que gran parte de los
descensos se pueden achacar a causas puntuales, como las restricciones
sanitarias, y no tienen por qué acarrear grandes consecuencias en el largo
plazo.
"España ha sido el país más afectado,
registrando de nuevo una contracción", explica Chris Williamson, economista jefe de Markit, que señala que el
dato contrasta con el del resto de los países europeos. Una contracción que se
debe "a la disminución de la actividad del sector servicios". En el
conjunto del Viejo Continente, "un motivo clave de preocupación es que las
presiones inflacionistas continúan aumentando, y es probable que la fuerte
subida de los precios de la energía aumente aún más las presiones de los
precios al alza en los próximos meses. Los hogares ya se muestran afectados y
las empresas se enfrentan a nuevos aumentos de los costes", añade,
mencionando también la posibilidad de que una mayor escalada de las tensiones
en Ucrania haga mella en la confianza empresarial, frenando por lo tanto la
inversión. Pero España, además, enfrenta problemas propios, debido a que la
subida de precios es más fuerte que entre sus socios. Por ello, "hubo
informes de una creciente incertidumbre en el mercado, puesto que las rápidas
tasas de inflación causaron cierta preocupación en las empresas de servicios y
sus clientes", explican desde Markit, señalando que los nuevos pedidos en
el sector terciario disminuyeron con respecto a finales de 2021. Por ello, el
PMI del sector servicios español cayó de 55,8 puntos en diciembre a los 46,6
enteros en enero.
La gran pregunta que se abre ahora es si el
descenso podría prolongarse durante los próximos meses o si, por el contrario, se trata de un fuerte
golpe provocado por el coronavirus que se puede revertir en breve. Y el debate
está servido, ya que, si bien es verdad que gran parte del descenso se debe a
unas restricciones sanitarias que ya se están levantando, el frenazo ha
aflorado un nuevo problema: la caída de la cartera de pedidos. "La notable
reducción de los nuevos encargos recibidos permitió a las empresas poner al día
sus trabajos por completar", señala Markit. Un descenso que podría
mantenerse, debido al impacto de la inflación (y eso, a pesar de que las
empresas apenas repercuten una mínima parte de las subidas de costes que sufren),
por lo que las empresas podrían encontrarse en los próximos meses con una
demanda que se mantiene en niveles relativamente bajos y una cartera de pedidos
cada vez más disminuida, lo que llevaría a una progresiva merma de la
actividad.
Europa
El dato español en el Indicador Compuesto de los
PMI es el único por debajo de los 50 puntos y contrasta con los 56,5 enteros de
Irlanda, que lidera la tabla seguida de Alemania (53,8), Francia (52,7) e,
incluso, de una Italia que roza el estancamiento (50,1). Además, hay que tener
en cuenta que los problemas en España no son los mismos que en la eurozona. En
primer lugar, la inflación es bastante más acusada en España que en el resto de
los países, lo que ha hecho que los pedidos pendientes sigan en aumento en la
eurozona. En cambio, "las capacidades operativas continuaron siendo
limitadas en la eurozona, reflejando los problemas relacionados con la
disponibilidad de personal y la escasez de materiales y productos", lo que
impide dar salida a estos encargos. De hecho, la tasa de creación de empleo en
el conjunto de Europa fue superior al promedio histórico, pero más débil que la
del mes anterior, lo que apuntaría a la dificultad para encontrar determinados
perfiles profesionales y podría impedir aprovechar una mayor subida de la
demanda en el futuro, en caso de producirse.
Fuente
Expansion