Tras más de un año de estancamiento en el trámite
parlamentario por las diferencias entre los socios de Gobierno, un pacto con
ERC y Bildu da luz verde a una nueva ley de vivienda con medidas
intervencionistas sobre el mercado.
15
de abril Expansión
Fumata blanca para la nueva ley de vivienda. Tras más de un
año de enquistamiento en el trámite parlamentario desde que el Gobierno lanzara
en febrero de 2022 su proyecto de ley, ayer ERC y Bildu anunciaron un acuerdo
con el Gobierno que debería suponer el impulso definitivo a una ley que era una
de las principales tareas pendientes del acuerdo de coalición firmado por PSOE
y Unidas Podemos, debido fundamentalmente a las reticencias del Ministerio de
Economía, liderado por Nadia Calviño, a aceptar algunas de las
medidas exigidas por la formación morada y nacionalistas catalanes y vascos.
El acuerdo anunciado ayer fue celebrado por la
ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez,
encargada de este área y cuyo departamento ha llevado, junto al de Derechos
Sociales, liderado por Ione Belarra, las negociaciones con ERC y
Bildu. "No va en contra de nadie, al contrario, favorece a todo el
mundo", defendió ayer la ministra, mientras que desde Podemos Belarra, que
reconoció que esta ha sido la negociación "más difícil de la
legislatura", resaltó el acuerdo como "histórico", algo en lo
que también coincidió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Por su parte, el portavoz de Bildu en
el Congreso de los Diputados, Oskar Matute, y la diputada de ERC Pilar
Vallugera señalaron que el cierre de un acuerdo definitivo se había alargado
durante la Semana Santa debido a las reticencias de Economía. Finalmente, el
PSOE da su brazo a torcer y ambas formaciones nacionalistas celebraron que es
un acuerdo de "enorme transcendencia en lo social y lo político", que
"interviene y regula el mercado del alquiler".
La previsión es que durante el mes de mayo se
culmine la tramitación con su
aprobación en el Congreso y el Senado, antes de las elecciones
municipales y autonómicas del 28 de mayo, cumpliendo así el objetivo
del Gobierno de coalición de tener en la actual legislatura una nueva ley de
vivienda con diversas medidas que intervendrán el mercado y que ya han
provocado las críticas del sector (ver información de apoyo).
Topes. Una de las principales novedades del acuerdo anunciado ayer y que había
supuesto uno de los mayores puntos de fricción entre el PSOE y el resto de
socios son los topes a las subidas de los alquileres en el momento de su
renovación, que se aplicarán a cualquier alquiler, tanto para viviendas de
grandes tenedores como de pequeños propietarios, y tanto si están en zonas
tensionadas como si no.
La nueva ley eliminará el IPC como índice de
referencia para la actualización anual de la renta de los contratos. En su lugar, durante 2023 se
aplicará el límite del 2% en vigor, mientras que en 2024 será del 3% y de 2025
en adelante se creará un nuevo índice, aún pendiente de formular -tarea que
deberá realizar el Instituto Nacional de Estadística (INE) antes de finalizar
2024-, "más estable e inferior a la evolución del IPC". Por otro
lado, al margen de los topes, se establece también una prórroga extraordinaria
de un año en los contratos de alquiler en caso de situaciones acreditadas de
vulnerabilidad social.
Zonas tensionadas. El nuevo acuerdo amplía la definición de zonas
tensionadas que el Gobierno había incluido en el proyecto inicial. Esta
definición es importante para que municipios y comunidades autónomas puedan
declarar estas zonas, cuya unidad mínima será el distrito censal, en las que se
podrán aplicar otras medidas más restrictivas.
La declaración de zona tensionada permitirá
regular y topar todos los alquileres, ya sean propiedad de grandes tenedores o
de pequeños propietarios, tanto para contratos de inmuebles que estén en el
mercado de alquiler como para nuevos contratos.
Los topes se establecerán, dependiendo de la modalidad de contrato y
propiedad, mediante la indexación a la renta anterior en vigor para los
pequeños propietarios y mediante la aplicación del índice de contención de
precios en el caso de los grandes tenedores. Asimismo, se podrán aplicar los
límites del índice de referencia de precios a las nuevas viviendas que no hayan
estado alquiladas en los últimos cinco años.
La declaración de áreas tensionadas se declarará
-serán los gobiernos autonómicos quienes tengan esta competencia, pudiendo
decidir no hacerlo- cuando se cumpla una de estas dos condiciones: que la carga
media del coste de la hipoteca o del alquiler más los gastos y suministros
básicos supere el 30% de la renta media de los hogares, o que el precio de
compra o alquiler de la vivienda haya aumentado al menos tres puntos por encima
del IPC en los cinco años anteriores a la declaración de área tensionada -la
propuesta inicial del Gobierno era de cinco puntos-.
Grandes tenedores. Otra cuestión relevante es la
definición de la figura de los grandes tenedores, a quienes se podrá aplicar
medidas más restrictivas que no afectan a los pequeños propietarios. Por
ejemplo, en el caso de los grandes tenedores el precio del nuevo contrato
tendrá que estar vinculado a un índice de contención de precios fijado por el
Gobierno y que aún se tiene que crear, mientras que en el caso de los pequeños
tenedores el tope es sobre la renta del año anterior. Mientras que en el
proyecto inicial se definía como gran tenedor al propietario de diez viviendas,
el nuevo acuerdo reduce esta cifra a cinco, permitiendo a las comunidades
autónomas rebajar la definición a esta cifra.
Protección al inquilino. También se han acordado otras medidas para
aumentar la protección a los inquilinos, como que los gastos y honorarios
inmobiliarios producidos por el alquiler de un inmueble correrán siempre a
cargo del propietario. Asimismo, se prohíbe aumentar las rentas de alquiler por
la vía de nuevos gastos que obliguen a los inquilinos a abonar gastos de
comunidad, tasas de basura o cualquier otro gasto no atribuible al inquilino
que no estuvieran acordadas previamente. Otra novedad es la eliminación de las
cláusulas que permitían la no aplicación de las medidas que contiene la Ley en
caso de existir un acuerdo al respecto entre las partes.
Desahucios. Otro punto del acuerdo establece medidas frente a los desahucios. Por un
lado, el acuerdo prohíbe los desahucios sin fecha y hora predeterminada e incluye
nuevas prórrogas en los procedimientos de lanzamiento, que aplazarán los
procesos más de 2 años, además de estipular el acceso obligatorio a los
procedimientos de solución extrajudiciales para las personas vulnerables.
Además, las comunidades autónomas podrán articular
mecanismos propios de mediación y alternativa habitacional. También se reconoce
la posibilidad de utilizar los fondos de los planes estatales de vivienda para
ofrecer alternativas habitacionales para personas en riesgo de desahucio mediante
alquileres sociales bonificados, realojamientos de personas en situación de
vulnerabilidad o cualquier otra política que tenga como objetivo ofrecer
alternativa habitacional a estas personas y familias.
Otras medidas. Por otra parte, se aumentan del 30% al 40% los porcentajes de reserva de
suelo para vivienda protegida en el suelo urbanizable y del 10% al 20% en suelo
urbano no consolidado. Estas nuevas medidas incorporadas a raíz del acuerdo
anunciado ayer se sumarán a las que ya estaban incluidas en el proyecto de ley
aprobado por el Consejo de Ministros y que lleva más de un año en barbecho en
el Congreso de los Diputados, como que los ayuntamientos puedan aplicar sobre
las viviendas vacías un recargo de hasta el 150% en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles
(IBI).