El ministerio del ramo recibe 2.000 reclamaciones
patrimoniales de caseros pequeños y medianos, que perderán 95 euros al mes por
vivienda mientras la medida esté vigente.
11
de marzo Expansión
El tope del 2% a los precios del alquiler, en
vigor desde abril del pasado año y por ahora prorrogado hasta finales de este,
no sólo no ha cumplido su objetivo principal, sino que además ha provocado
importantes efectos secundarios. A la vista está que el objetivo principal
de limitar el encarecimiento de la vivienda en alquiler no ha prosperado, con
una subida en el último año del 8,7% de media nacional y mayor del 10% en 14
capitales de provincia. En cuanto a los efectos secundarios, estos comienzan a
aflorar en forma de reclamaciones. En total, 2.000 de pequeños y medianos
tenedores que presentó ayer la Asociación de Propietarios de Vivienda en
Alquiler (Asval) en la sede del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda
Urbana. Son reclamaciones patrimoniales derivadas de las pérdidas que
ha supuesto y supondrá la medida durante el tiempo que esté en vigencia.
En concreto, la estimación de Asval es que entre
abril de 2022 y diciembre de 2023 cada propietario perderá, de media,
2.000 euros por vivienda alquilada, es decir, 95 euros al mes. Por su
parte, en el tiempo que lleva vigente la medida, el precio del alquiler es unos
55 euros al mes más elevado para un inmueble de 70 metros cuadrados. Y esto es
con respecto a la media nacional, porque un inmueble de similares
características es 200 euros más caro al mes en Barcelona y 100 euros más al
mes en Madrid.
"El límite de precios a la vivienda en
alquiler es un menoscabo de los derechos de propiedad privada profundamente
injusto, ya que carga sobre los hombros del propietario la responsabilidad del
Estado en materia social de vivienda. Además, reduce la oferta, lo que encarece
los precios, alejando de la posibilidad de acceso a una vivienda en alquiler a
las capas vulnerables de la población, aquellas a las que se dice querer
proteger", señaló María Andreu, directora general de la asociación. Otros
motivos que esgrime son que medidas como ésta suponen un freno a la inversión
en el mercado inmobiliario, así como un aumento de la inseguridad jurídica
existente.
Estas 2.000 reclamaciones pertenecen a personas
físicas y el 95% de ellas tienen
cinco o menos propiedades en alquiler, de las cuales, tres de cada cuatro
tienen una o dos propiedades. Pero la presentación de estas reclamaciones puede
ser sólo el principio de un movimiento aún más masivo. Desde Asval, que además
de pequeños propietarios cuenta entre sus asociados con empresas que gestionan
miles de inmuebles destinados al alquiler, aseguran: "Los grandes
tenedores han quedado al margen de esta iniciativa. Les corresponde a ellos
ejercer el derecho al resarcimiento por daño patrimonial contra el
Estado. Nos consta que lo están estudiando sus departamentos jurídicos
y que si se aprueba esta Ley de vivienda serán muchas las reclamaciones que se
sumen".
Cabe destacar que, en el debate de la Ley de
vivienda, que PSOE, Unidas Podemos y el resto de socios parlamentarios están
intentando cerrar de cara a un año plagado de citas electorales, sobrevuela la
idea de elaborar un nuevo índice con el que topar las subidas de precios y que
sustituiría el límite fijo que estableció el Gobierno del 2%. Hasta que se
establezca ese índice, en lo que están trabajando los grupos es en prorrogar
un año más el tope fijo, hasta finales de 2024, aunque al 3%.
Asval defiende que no permitir que los contratos
del alquiler no se actualicen en función de la inflación, tal como recogen gran
parte de ellos entre sus cláusulas, supone contrariar la Ley de Arrendamientos
Urbanos. "Esta actualización ayuda a los pequeños propietarios a
proteger su nivel de vida, amortiguar la crisis y completar su salario o su
pensión. Además, los propietarios deben asumir gastos derivados de la mejora de
sus inmuebles, que continúan su escalada de precios. No obstante, estos
propietarios se han mostrado siempre sensibles a la situación de sus inquilinos
ante el actual contexto económico, y en algunos casos ya han negociado
soluciones", explican.
La reclamación por responsabilidad patrimonial
está contemplada por la legislación española y permite solicitar una indemnización por toda
lesión que los particulares sufran en sus bienes y derechos siempre que la
lesión provenga de la propia administración pública. Tras presentar la
reclamación, la administración se da un plazo de resolución de la misma de seis
meses. Las 2.000 solicitudes reunidas por Asval se realizaron entre noviembre
del año pasado y enero de este año.