Unidas Podemos afirma, que la reforma del Estatuto
de los Trabajadores que busca impulsar la ministra de Trabajo facilitará la
participación de los trabajadores en la gestión de las empresas y en su
capital.
28
de mayo 2022 Fuente: Expansión
Apenas cinco meses después de la entrada en vigor
de la primera, el socio populista del Gobierno, Unidas Podemos,
calienta motores para acometer una segunda reforma laboral. El punto de mira se
sitúa en esta ocasión en la entrada de los sindicatos no solo en los
consejos de administración de las empresas privadas, sino también en su
capital.
Así lo aseguró ayer el diputado de Unidas Podemos
Roberto Uriarte. Lo hizo durante una jornada celebrada en el Congreso bajo el
lema Democracia en la empresa, organizada por la propia formación
morada junto a algunas de sus confluencias y otras plataformas de izquierda
afines. Uriarte anticipó que la reforma del Estatuto de los Trabajadores que
quiere impulsar la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz,
facilitará la participación de los trabajadores en las empresas, tanto en la
toma de decisiones como en su capital. En paralelo, la formación morada llevará
al Congreso varias iniciativas para avanzar en esa dirección.
El diputado de Podemos recordó el artículo 129.2
de la Constitución, que reza que "los poderes públicos promoverán
eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán,
mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas; también
establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a
la propiedad de los medios de producción", para argumentar los cambios
que pretende impulsar Díaz. Y para arremeter contra el poder legislativo por no
haber "sido capaz de regular la participación de los trabajadores y el
acceso al capital, por lo que el mandato (de la Carta Magna) sigue
incumplido".
Yolanda Díaz no asistió a esas jornadas porque en
esos momentos presentaba junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el
nuevo Perte de Economía Social y de los Cuidados, que se aprobará
el próximo martes y al que se destinarán 800 millones, pero desde Twitter calificó
ese encuentro de "un debate necesario para el futuro del trabajo",
porque "la democratización de las empresas es uno de los
grandes objetivos del nuevo marco laboral, un mandato constitucional que
estamos abordando".
Precisamente, fue la propia vicepresidenta segunda
quien puso sobre la mesa el pasado 4 de mayo su intención de legislar la
presencia de los trabajadores en los consejos de administración de las
compañías. Aseguró que la participación de los empleados en las empresas se ha
limitado hasta ahora "a comités de empresa y a pequeños órganos de
representación colectiva. Esto tiene que cambiar".
El espejo del modelo alemán
El espejo en el que se mira Yolanda Díaz es el
modelo alemán, donde se aplican fórmulas de cogestión desde
1976 en el marco de un sistema dual en el que coexisten un consejo de
supervisión y un consejo de administración.
En virtud de la ley aprobada entonces, que atañe
tanto a empresas públicas como privadas, los trabajadores pueden elegir
representantes en el primero de esos consejos, el de supervisión o
vigilancia, que no tiene poder ejecutivo, pero sí influye en las decisiones
estratégicas, vigila las decisiones del consejo de administración y cuenta con
acceso a las cuentas y a información sensible de la compañía.
En las compañías con más de 2.000 trabajadores,
los trabajadores pueden designar a la mitad de los miembros de ese
consejo, aunque su presidente, normalmente nombrado por los accionistas,
cuenta con voto de calidad en caso de empate en las votaciones. En empresas con
plantillas de entre 500 y 2.000 empleados, la representación se reduce a un
tercio del consejo de supervisión. Pero España, donde no existe ese sistema
dual, no es Alemania. La propia titular de Trabajo ha reconocido que "la
manera de trabajar en España no es la misma que en Alemania", deslizando
que el modelo germano no es directamente exportable a la legislación española,
aunque sí el espíritu de la norma.
La participación de los trabajadores en la gestión
de las empresas es una de las grandes apuestas políticas, ideológicas y
electorales de Podemos, pero para su materialización tiene que vencer primero
las reticencias del socio mayoritario del Gobierno, el PSOE, muy
reacio a adentrarse en un terreno pantanoso.
De hecho, los socialistas se abstuvieron en
diciembre pasado en la votación de una proposición no de ley de Podemos para
impulsar precisamente la regulación sobre esta materia. Una puesta de perfil
que, junto al rechazo de PP y Vox, tumbó la iniciativa. La propuesta de Podemos
es materia altamente sensible y las relaciones entre los socios del Gobierno de
coalición no atraviesan sus mejores momentos, como evidencia el
hecho de que Podemos se abstuviera el jueves en la votación de la nueva Ley
Audiovisual, algo que no había ocurrido en lo que llevamos de legislatura.