02/02/2022 Juan
Antonio Gómez Pintado
Si hablamos de sostenibilidad, la edificación es uno de los
sectores más contaminantes, ya que es causante del 30% de las emisiones
de CO2 y un 85 % de las edificaciones no cumple con los criterios de
eficiencia energética que nos planteamos para el futuro. Por este motivo, la
apuesta del Gobierno por la rehabilitación del parque de viviendas y la
regeneración urbana es fuerte, al destinar a esta materia la segunda mayor
partida de capital procedente de las ayudas de los fondos europeos de
recuperación Next Generation.
De los 6.820 millones de euros que recibirá
España, 3.420 millones de euros están destinados a la "rehabilitación para
la recuperación económica", distribuidos en 1.994 millones para la
rehabilitación integral de edificios, otros 976 millones para la
rehabilitación de barrios y otros 450 millones de euros para cubrir
las deducciones fiscales previstas. En definitiva, se podrá subvencionar entre
el 40 % y el 80 % del importe total de la obra de rehabilitación en función del
ahorro energético que se logre.
Alcanzar el objetivo de rehabilitar
300.000 viviendas de promedio al año durante los próximos 10 años
requiere aproximadamente 40.000 millones de euros, de tal manera que se
consolide la tendencia a la rehabilitación. Claramente, las ayudas
proporcionadas por la UE resultan insuficientes y se hace evidente la necesidad
de contar con capital privado. La inversión, si bien es grande para el
propietario o la comunidad interesada, es pequeña para un proveedor financiero.
Pero, al carecer de demanda, no existen productos financieros especializados
que cubran el horizonte temporal requerido para este tipo de inversión, que
suele oscilar entre los 10 y los 25 años.
Para llegar a los objetivos de la UE en 2030, en
España deberíamos rehabilitar un 3% del parque edificado al año, y nos
encontramos en el 0,2%. En gran parte se debe a la desconfianza por parte de la
sociedad. Las comunidades de propietarios no saben cuáles son los requisitos
para acceder a unas ayudas, ya sean nacionales o locales. En este punto,
tenemos por delante una importante tarea de divulgación y concienciación para
hacer entender a la ciudadanía la oportunidad que tienen en materia de
rehabilitación dentro de sus viviendas.
El sector está muy centrado en la obra
nueva y ahora se abre una gran ventana de oportunidad para poner el
foco en la rehabilitación. No obstante, es fundamental estudiar el parque
residencial en su totalidad para identificar aquellos inmuebles con potencial
para alcanzar el nivel de mejora exigido. Las subvenciones pretenden ayudar a
realizar obras de rehabilitación en las que se obtenga una mejora acreditada de
la eficiencia energética, con especial atención a la envolvente edificatoria,
en edificios de tipología residencial colectiva y en viviendas unifamiliares,
debiendo tratarse en todo caso de actuaciones en las que se obtenga una
reducción de consumo de energía primaria no renovable del edificio igual o
superior al 30 %.
La rehabilitación energética de inmuebles no ha
terminado de despegar en España, al menos de momento, ya que no es obligatorio
que el parque de viviendas llegue a una determinada letra de
certificación medioambiental (únicamente debe cumplir con los
requisitos vigentes en el momento de su construcción, no los actuales), por lo que
no existe la obligación de acometer estas obras. La nota más alta se
corresponde con la letra A, pero el parque actual se encuentra en muchos casos
en un punto de partida mucho más deficiente (E, F o G).
Cobra vital importancia el agente rehabilitador,
una figura que se encargará de la gestión del proyecto técnico y las licencias
Por otro lado, dado que las ayudas se van a
canalizar a través de las comunidades autónomas, cada una de ellas se encargará
de lanzar las convocatorias, así como las bases. Esta diferenciación
regional puede dificultar el acceso a los fondos europeos, dado que en
la concesión de licencias España suma un retraso de 12 meses.
Teniendo en cuenta esta problemática, cobra vital
importancia el agente rehabilitador, una figura que se encargará de la
gestión del proyecto técnico y las licencias, la gestión de las subvenciones y
la financiación, además de la gestión de los trabajos de rehabilitación. Por
esta razón, el año pasado lanzamos Rehabiterm, que viene a dar respuesta a las necesidades
de nuestro parque edificatorio, con una antigüedad media de 45 años.
El agente rehabilitador debería, por lo tanto,
incluir competencias en edificación, ingeniería, auditoría energética y
estructuración financiera, así como en los procedimientos de tramitación,
monitorización y gestión de ayudas y subvenciones. Se trata, en definitiva, de
una solución integral capaz de generar un ecosistema que unifique a todos los
agentes y simplifique la comunicación con el cliente.
Esta medida supone que todas las fases del
proyecto se acuerden en el mismo acto y con una persona responsable de
coordinar casi todos los trámites para facilitar la gestión en las
comunidades de propietarios y al resto de beneficiarios de las ayudas. La
rehabilitación energética necesita, sí o sí, de todos estos cambios y de un
ecosistema fuerte de proveedores de servicios enfocados en la calidad, con
vocación de permanencia en el cliente y comprometido con este.
Solo con el compromiso y la capacidad del agente
rehabilitador se puede avanzar de verdad en un sector tan complicado y que
requiere de una figura fuerte y solvente, capaz de analizar viabilidad,
proporcionar soluciones llave en mano, asumir riesgos, garantizar resultados y
responder económicamente si es necesario.
Fuente:
El Confidencial