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Récord de absentismo: las bajas cuestan 39.000 millones a las empresas

En 2021 se perdieron 1.800 millones de horas de trabajo sólo en el sector privado, lo que significa que uno de cada 16 trabajadores no acudió a su puesto cada día del año.

6 de mayo 2022 Expansión

La pandemia del coronavirus ha supuesto un fuerte impacto para las empresas por varias vías, que incluyen el cierre total de las actividades no esenciales durante algunos días en 2020, las distintas restricciones sanitarias aplicadas desde entonces, la ruptura de las cadenas globales de suministros, la subida de los precios de la energía, las materias primas y determinados insumos... pero a todo eso hay que sumar las bajas, que ya venían aumentando en los años anteriores a la crisis y que se han disparado en los últimos dos años. En total, a lo largo del año pasado se perdieron 1.800 millones de horas de trabajo por trabajadores que dejaron de acudir a su puesto de trabajo por uno u otro motivo, lo que supone un coste para las empresas de en torno a 39.000 millones de euros, de acuerdo con los cálculos de Madrid Foro Empresarial y la Fundación Pons. Con ello, el impacto del "absentismo" se habría elevado un 30% en los últimos tres años, llegando a duplicarse desde los niveles de 2014, cuando estaba en niveles relativamente bajos, quizá debido al miedo a perder el puesto de trabajo en lo más duro de la crisis pasada tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.

El informe, que se centra únicamente en los 16,3 millones de ocupados del sector privado, arroja un dato demoledor: un millón de trabajadores dejan de acudir cada día a su puesto de trabajo, por uno u otro motivo, a lo que hay que sumar también las bajas por los accidentes de trabajo, que no están incluidas en el cómputo. Esto es muy llamativo, tanto desde el punto de vista de los trabajadores como de las empresas. Por una parte, supone que cada trabajador del sector privado falta a su puesto uno de cada 16 días, o bien 22 días al año, el 6,1% del total. Desde el punto de vista de una empresa mediana, de 50 empleados, supone que cada día van a faltar tres trabajadores o más. Y eso supone la pérdida de 39.000 millones de euros para las empresas, una tercera parte de la caída del PIB que tuvo lugar tras la irrupción del coronavirus en 2020.

Pero, además de este impacto directo hay uno secundario que también plantea Madrid Foro Empresarial y que gana importancia en medio de la creciente especialización de muchos empleados: ¿qué pasa cuando en un grupo de trabajo unos días faltan unos empleados y otros días otros? Al final, muchas tareas se pueden llegar a retrasar injustificadamente por la falta de coincidencia del equipo o porque el trabajo base que deberían haber hecho algunos empleados no está listo para que los segundos puedan operar sobre ello, lo que puede redundar en retrasos todavía mayores en las entregas. Ante este problema, no basta con contratar a más trabajadores de los que serían necesarios, como sí se podría hacer en puestos que fueran fácilmente intercambiables. Y, además, esta última opción, que supone un notable sobrecoste y una fuerte merma de la productividad, está sólo al alcance de medianas y grandes empresas, no de las micropymes de menos de 10 trabajadores, que son las que imperan en el tejido empresarial español y a las que la falta reiterada de uno de sus trabajadores puede suponer un roto muy difícil de arreglar, debido a que contratar a un trabajador más puede ser inasumible y la ausencia del que está de baja, un duro quebranto para la actividad.

Y, además del coste directo para las empresas, hay que tener en cuenta la repercusión que tiene para las arcas públicas. En concreto, el gasto en prestaciones públicas, que se eleva hasta los 9.732 millones de euros en el conjunto del año, el máximos histórico y casi "un 30% más que en 2018", el año que los autores del estudio toman como referencia de una situación comparable antes del coronavirus y a la desaparición del despido objetivo por baja médica. Sin embargo, la tendencia de fondo ya era muy alcista antes de la crisis sanitaria. En concreto, el gasto en prestaciones de las mutuas y las entidades gestoras de la Seguridad Social se ha duplicado con creces, desde los 4.346 millones de euros en 2013 o los 4.748 millones de 2014, lo que aventura una evolución muy similar tanto en el número de horas perdidas como en el coste para las empresas, si bien el estudio no ha desarrollado estas otras series de forma retrospectiva.

Bajas injustificadas

Pero, ¿hasta qué punto se trata de un absentismo justificado por las enfermedades o, en cambio, se trata de un abuso por parte de los trabajadores? Aunque Hilario Alfaro, presidente de Madrid Foro Empresarial, reconoce que hay una cierta cantidad de bajas que sí están justificadas, señala que "cuando escasea el puesto de trabajo, el trabajador se agarra más a su puesto, y cuando hay más oferta de trabajo, el trabajador se relaja", lo que denota la existencia de un cierto abuso por parte de los trabajadores. "No puede haber un millón de trabajadores que no vaya a trabajar, habrá algunas enfermedades que lo justifican y otros casos en los que no está justificado". Esto se pone de manifiesto con un dato que resulta muy sorprendente: "Las bajas se dan más entre gente joven que entre gente más mayor, y eso quiere decir que se trata de un problema mas de cultura del esfuerzo que de enfermedad en muchos casos".

Por otra parte, aparte del coronavirus hay otro elemento que ha podido elevar el número de bajas laborales: la reforma de 2020 "que elimina el absentismo llevado al extremo como causa objetiva de despido", añade Alfaro. La regulación hasta hace dos años permitía el despido objetivo en caso de faltas de asistencia, aunque fueran justificadas, siempre que alcanzaran el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos o el 25% en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo de doce meses, algo que Alfaro reclama recuperar para evitar las pérdidas de productividad para las empresas. Además, "el Gobierno ha de plantear otras posibles medidas estructurales encaminadas a reducir las bajas por contingencia común".

UN PROBLEMA AGRAVADO POR LA VARIANTE ÓMICRON

El problema de las bajas había quedado opacado durante la crisis producida tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, debido a que muchos trabajadores evitaban pedir bajas, muchas veces justificadas, con el objetivo de no poner en riesgo su puesto de trabajo. Sin embargo, el intenso crecimiento del mercado laboral en los años posteriores, unido a la supresión del despido objetivo en los casos de 'abuso' de la baja ha dado la vuelta a la tortilla. Y esto no ha hecho más que intensificarse con el covid y, especialmente, con la variante ómicron. "Se ha abusado del coronavirus para el absentismo, especialmente en el último trimestre del año pasado, cuando bastaba una llamaba de teléfono para pedir la baja", explica Hilario Alfaro. De hecho, los datos de la Encuesta de Población Activa (que no recogen todas las bajas, sino únicamente las que cubren toda la semana laboral) muestran que el periodo entre octubre y diciembre de 2021 había sido en el que se habían registrado más jornadas perdidas de toda la historia. Y, aunque parecía complicado, el primer trimestre de este año ha arrojado una cifra todavía mayor, donde las bajas duplican la media de los años anteriores.

Fuente: Expansión









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