La Unión Europea
se agarra a la puesta en marcha del certificado Covid y el acelerón en la
campaña de vacunación para evitar otro verano aciago e impulsar el sector
turístico.
Enero fue un mes
complicado para la Unión Europea y el verano aún quedaba muy lejos para las
capitales de los 27, que concentraban sus esfuerzos en frenar el aumento de los
casos. La segunda ola de la pandemia empezó a golpear con fuerza al continente
tras las vacaciones navideñas y los países endurecieron sus confinamientos y
restricciones a los viajes no esenciales para intentar contener la nueva
avalancha de contagios, agravados por la irrupción de la variante inglesa,
mucho más contagiosa que las versiones originales del virus.
Al aumento del
número de casos y el parón económico se unió el fallido arranque de la recién
estrenada campaña de vacunación en el continente, que había descarrilado nada
más dar sus primeros pasos. Pfizer, Moderna y AstraZeneca, las tres vacunas que
iban a llevar el peso de la inmunización, anunciaron graves retrasos en las
entregas en las primeras semanas del año, lo que puso contra las cuerdas a la
Comisión Europea y su presidenta, Ursula von der Leyen, ante el fantasma de que
el despliegue de las inyecciones, que se había gestionado de manera conjunta
para los 27 desde Bruselas, acabara resultando un rotundo fracaso.
Pero mientras
Europa contenía la respiración ante el avance del virus durante los primeros
días del año, en Grecia ya empezaban a planificar cómo sería el verano y en
Atenas tenían clara una cosa: ni el país, ni Europa, podían permitirse que la
campaña veraniega de 2021 fuera igual de aciaga que la del año pasado.
Así, el primer
ministro griego Kyriakos Mitsotakis empezó a tocar las teclas del engranaje
comunitario y remitió a finales de enero una carta a Von der Leyen para
demandar a la Comisión la urgencia de adoptar un "certificado de
vacunación" que fuera aceptado en los 27 y permitiera a los ciudadanos
vacunados desplazarse libremente por la UE sin someterse a restricciones.
La propuesta
griega fue recibida con escepticismo por una parte de países, como Francia,
Alemania o Países Bajos, que inicialmente rechazaban la introducción de este
documento por motivos éticos ante la posible discriminación que supondría. Pero
Atenas sí obtuvo el apoyo de los países del sur con España a la cabeza, mucho
más dependientes del turismo, y que empezaron a presionar para su puesta en
marcha. Y, sobre todo, obtuvo el respaldo de Von der Leyen que empezó a
movilizar la Comisión para sacar adelante una propuesta en tiempo récord.
"Si
queremos llegar al verano tenemos que darnos prisa", afirmó la presidenta
del Ejecutivo comunitario tras la cumbre que celebraron los líderes europeos a
finales de febrero. Dicho y hecho. A mediados de marzo la Comisión Europea
presentó la propuesta para introducir un pasaporte Covid que, tras una
negociación exprés, el Parlamento Europeo acabó aprobando en pleno esta semana.
El día 1 de
julio el certificado Covid de la UE entrará en vigor y varios de los países
que al principio rechazaron el documento están siendo de los primeros en
ultimar su puesta en marcha. En España ya está en fase de pruebas, junto a
Alemania, Grecia o Dinamarca.
El turismo y su
impacto en el resto de los sectores económicos representa el 10% del PIB
comunitario y supone cerca del 12% del empleo total, dando trabajo a unos 27
millones de europeos. Por lo tanto, otro verano perdido en el sector turístico
podría suponer un mazazo más a las ya de por sí frágiles economías de los 27
por la crisis sanitaria.
Además, para los
países del sur, la rapidez de la recuperación económica depende en buena parte
de lo exitosa que sea la campaña turística, por lo que todas las esperanzas
están en que la puesta en marcha del documento sea un éxito y permita, de la
mano del acelerón de la vacunación, relanzar a su sector turístico, noqueado
por las restricciones.
El
certificado Covid de la UE no será indispensable para viajar dentro del
bloque comunitario, pero facilitará mucho el movimiento a las personas que
puedan probar que han sido vacunadas, disponen de una PCR negativa o hayan
superado recientemente la enfermedad. El objetivo es que, con el documento, no
se tenga que cumplir cuarentenas. La Comisión ha obtenido el compromiso de los
27, que tienen la competencia nacional para ello, de que no las impondrán.
Reapertura de
fronteras
La UE también ha
preparado el terreno para una apertura coordinada de las fronteras a viajeros
procedentes de terceros países. La propuesta Bruselas es que los países acepten
la entrada de turistas que ya hayan sido vacunados o lleguen de destinos donde la
incidencia del virus sea baja. Así, se abre la puerta a la entrada de turistas
de mercados emisores importantes como EEUU, Reino Unido o Israel.
España, de
hecho, ya ha abierto sus fronteras a los viajeros inmunizados de dentro y fuera
de la UE y, además, permite la entrada sin restricciones de viajeros
procedentes de Reino Unido, su mercado más importante con 18 millones de
visitantes en 2019.
El objetivo del
Gobierno es elevar la llegada de turistas este verano hasta alcanzar el 75% del
registrado en el periodo estival de 2019. Un año además que fue récord para
España, con la llegada de 84 millones de turistas que dejaron un gasto de más
de 92.000 millones.
Francia también
busca relanzar su turismo y permitirá igualmente la entrada de turistas
vacunados. El país galo era el primer destino turístico mundial con 90 millones
de visitantes en el año 2019, pero el impacto de la pandemia le costó al
turismo francés 61.000 millones en 2020, más de 15.000 millones sólo en París,
la ciudad más visitada de Europa.
Grecia,
que ha ido marcando el camino a la UE en la reapertura del turismo, recibe a
los turistas desde mediados de mayo, y Atenas calcula que ya han llegado al
país más de 150.000 viajeros. El país heleno se ha propuesto alcanzar la mitad
de 18.000 millones que ingresó antes de la pandemia.
Portugal e
Italia, otros dos de los destinos turisticos europeos más visitados, también
confían en salvar un verano que en enero parecía una quimera.
El golpe de
Reino Unido al turismo europeo tras su 'cerrojazo'
La decisión
de Londres de mantener a los países europeos fuera de su 'lista verde' de
viajes ha dado un nuevo mazazo al turismo europeo, en especial a España que
tiene en el británico su principal mercado. España se encuentra bajo el color ámbar
del semáforo británico de restricciones, lo que implica que los viajeros que se
desplacen a estos destinos deberán someterse a cuarentena a su vuelta y realizarse
tres PCR.
La patronal
turística española, Exceltur, calcula que España dejará de ingresar casi 400
millones de euros a la semana por la medida restrictiva británica. Portugal es
otro de los países afectados. El país se había librado en mayo de las
restricciones, lo que disparó las reservas, y ahora al volver a caer en la
lista roja, está sufriendo una oleada de cancelaciones. La sombra del Brexit
también acecha sobre la decisión de Londres, ante la sospecha de que quiere
mantener a los británicos en Reino Unido para apuntalar su turismo y economía
locales.
España
quiere volver a atraer a los turistas alemanes este verano
El Gobierno
quiere paliar el probable desplome de llegadas de turistas británicos, el
principal país emisor de turistas a España, con la recuperación del viajero
alemán. En 2019, antes de la pandemia, Alemania fue el segundo emisor de
turistas a España con 11,1 millones de visitantes, un volumen de llegadas que
se desplomó en 2020, cuando apenas llegó a los 2,4 millones de viajeros por el
impacto de la pandemia.
Ahora, el
Ejecutivo ha lanzado una campaña para recuperar la llegada de turistas internacionales
bajo el lema 'Te mereces España', y en especial se busca volver a atraer al
turista alemán para aprovechar las ganas de los alemanes por volver a viajar
que están recogiendo las encuestas locales. Para ello, invertirá casi un millón
de euros para captar viajeros germanos. Sólo el anuncio de que para entrar en
España valdrá una prueba de antígenos ya ha disparado la búsqueda de vuelos y
reservas en Alemania en un 60%, según destacó Turespaña.
Riesgo de caos
en los aeropuertos por los controles de Covid-19
Síntoma de que
el turismo empieza a despertar tras el duro y largo invierno de la pandemia es
el aumento del tráfico aéreo, que previsiblemente se disparará en los meses de
verano. ACI Europe, la asociación de aeropuertos europeos prevé que aumente desde
47 millones de pasajeros en mayo hasta los 125 millones en agosto.
Una fuerte
subida que, sin embargo, representará sólo la mitad de los 260 millones de
pasajeros registrados en agosto de 2019, antes del estallido de la emergencia
sanitaria. No obstante, la asociación alertó recientemente del posible caos que
pueden provocar los nuevos controles relacionados con el Covid-19 en los
aeródromos ante el aumento del tráfico por las limitaciones de espacio para
implementar la distancia social, los controles para verificar los formularios y
pruebas PCR, o la concentración de picos de tráfico intenso en momentos muy
determinados. La organización considera que será un reto operativo sin
precedentes.
Fuente Expansion