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MAR. 2022 EXPANSION
El grupo de expertos para la reforma tributaria propone gravar más
la riqueza, crear impuestos medioambientales para
ingresar 15.000 millones y avanzar hacia un tipo único de IVA, que empiece a
gravar operaciones bancarias, por 20.000 millones más.
El Gobierno tiene ya en sus manos la hoja de
ruta de una reforma fiscal planteada para adaptar el modelo impositivo a
la realidad económica del siglo XXI y, sobre todo, para elevar la recaudación de España a los
umbrales de referencia de la Unión Europea. Diez meses después de su
creación, el pasado 12 de abril, el comité de 17 expertos académicos conformado
por el Ministerio de Hacienda con este objetivo concluyó definitivamente ayer
su encargo al publicar El Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria. Se
trata de un documento de 788 páginas y 128 propuestas de actuación que, en
resumen, aboga por elevar ya el gravamen sobre la riqueza para costear la
factura de la crisis del Covid-19, y por ir avanzando a medio y largo plazo
en el desarrollo de impuestos medioambientales y un tipo único de IVA que
podrían elevar la recaudación española en unos 35.000 millones de euros.
La cifra, en la parte alta de la horquilla potencial que arrojan el abanico de
opciones propuestas, permitiría prácticamente cerrar el diferencial de ingresos
tributarios con la UE. El propio informe destaca que los ingresos públicos del
conjunto de administraciones públicas españolas vienen arrojando de forma
estable el equivalente al 38,2% del PIB del país, con lo que en 2019, antes de
que la pandemia trastocara todos las variables, la recaudación española se
situaba 3,9 puntos porcentuales por debajo de la media aritmética de las
economías de la UE, es decir, a más de 40.000 millones de distancia.
En todo caso, las recomendaciones del comité son
solo un "menú de opciones" a disposición de la clase política
planteadas además bajo la premisa de que cerrar la brecha fiscal con la UE es
una carrera "a largo plazo", defendió el presidente del comité,
Jesús Ruiz-Huerta, catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universidad
Rey Juan Carlos y director de laboratorio de la Fundación Alternativas, think
tank de referencia para el PSOE. Es más, el grupo subraya "la necesidad de
consolidar primero la recuperación económica antes de poner en marcha las
reformas", y es consciente de que las secuelas de la pandemia unidas a la
inestabilidad introducida por la invasión rusa de Ucrania desaconsejan seguir
sus recomendaciones a corto plazo. La propia ministra de Hacienda, María Jesús
Montero, aclaró ayer al recibir el documento que descarta una "subida
fiscal inmediata" ante la incertidumbre de la guerra.
El comité, del que ha sido secretario Alain
Cuenca, director general del Instituto de Estudios Fiscales (IEF), y que en los
últimos meses ha sufrido el abandono de dos miembros por diferencias
con el grupo (el catedrático de Hacienda Pública de la Universidad del País
Vasco, Ignacio Zubiri, y el de la Universidad de Oviedo, Carlos Monasterio), no
habría recibido presiones externas, solo aportaciones, según su presidente. A
falta de ver si la inestabilidad económica y el calendario electoral condenan
al informe a un cajón, como le ocurrió al emitido por la Comisión Lagares en
2014, estas son sus principales propuestas:
IVA
La recomendación de mayor calado del documento a
efectos recaudatorios es la que atañe al IVA, que en España tiene un tipo
general del 21%, pero también uno reducido del 10% y uno superreducido del
4%, que hacen que el peso de sus ingresos sobre el consumo sea el más bajo de
la UE exceptuando a Italia y Rumanía. El 55% del beneficio
fiscal de estos tipos bajos, además, lo aprovechan el 40% de hogares con mayor
renta. El comité propone "la elevación gradual de los tipos impositivos
reducido y superreducido a partir del momento en que se haya consolidado la
recuperación económica, hasta converger con el tipo general", que eso sí,
se abre a modular a la baja. España mantendría su actual nivel de ingresos
siempre que ese nuevo tipo único fuera superior al 15,4%, e ingresaría hasta
17.123 millones extra si se mantuviera en el 21%. La operación, eso sí, se
plantea muy a largo plazo y de forma progresiva, fijando además como
"condición sine qua non" la "compensación" a rentas bajas
por el impacto sufrido, mediante deducciones en IRPF, por ejemplo.
A corto plazo, proponen, podrían ir reduciéndose
las operaciones sujetas a tipos reducidos, entre las que proponen excluir el
suministro de bebidas azucaradas y alcohólicas en la restauración para lograr
1.360 millones.
Más allá, el texto propone revisar las exenciones existentes e invita
particularmente a abolir la que beneficia a las operaciones financieras (incluyendo
los servicios de depósito, efectivo, crédito o aval) para ingresar de golpe
otros 2.800 millones extra.
Fiscalidad verde
El otro gran terreno para aumentar la recaudación
es el desarrollo de una fiscalidad verde que aborde "la
electrificación sostenible; la movilidad compatible con los objetivos de
transición ecológica; la economía circular, enfocada en lograr un nuevo modelo
de producción y consumo; y los costes medioambientales asociados al uso del
agua". Se apuesta aquí, por ejemplo, por equiparar el tratamiento fiscal
de diésel y gasolina (aportando de 2.621 millones, o incluso 6.850 si
ambos se elevan), una medida que el Gobierno ya trató de impulsar y que el
comité identificaba como prioritaria, pero que asumen se demorará.
El capítulo incluye, en todo caso, una gran
batería de medidas que elevarían la tributación sobre billetes de avión; el
combustible del transporte aéreo, marítimo y agrario; el gas natural, el uso de
infraestructuras (pago por km de autovía recorridos); los fertilizantes; las
emisiones; o la compra de vehículos; y rebajarían permanentemente la fiscalidad
eléctrica (suprimiendo el impuesto sobre la producción y rebajando el
especial). El saldo neto arrojaría unos ingresos extra de entre 5.941 y 15.023
millones.
Sociedades
En la fiscalidad de las empresas, los
expertos asumen que la prioridad es adaptar la regulación internacional que fijará
un tipo mínimo global del 15% y un mecanismo para repartir la
recaudación entre los territorios donde operan efectivamente las
multinacionales. En el ámbito nacional, eso sí, el comité recomienda tomar
medidas para evitar la elusión de impuestos mediante el uso de sociedades
pantalla, o la fraudulenta cobertura de gastos personales. También piden
ajustar la capacidad económica y reducir las distorsiones que puedan suponer
los ajustes fiscales al resultado contable, repensando el cálculo de la base
contable; atendiendo a las rentas del exterior y la exención por doble
imposición (en el que incidirá el marco global para multinacionales); los
efectos de la amortización para garantizar la inversión o la reducción del
sesgo al endeudamiento.
A partir de ahí, el comité es favorable a mantener
el tipo de Sociedades (25% general y 30% para banca y petroleras),
recortando beneficios fiscales para mejorar sus ingresos o introduciendo
mejoras en algunos como el de I+D+i. Finalmente, abogan por simplificar el
sistema de pagos fraccionados y dar incentivos al crecimiento de las pymes.
IRPF
En el caso de la Renta, los expertos proponen
suprimir las exenciones, reducciones, deducciones y regímenes especiales
injustificados. En concreto, el comité aboga por convertir la tributación
conjunta en un nuevo mínimo; suprimir la de reducción por arrendamiento de
vivienda e integrar en la base del ahorro los rendimientos del capital
inmobiliario. También proponen hacer reembolsable el mínimo por descendientes
menores de 18 años.
Economía digital
La economía virtual supone ya el 8% del total,
estima el comité, que reclama adaptar el sistema tributario elevando el control
de criptodivisas, la imposición indirecta en mercados digitales o por regular
fiscalmente el teletrabajo.
Más allá, se establece una serie de medidas para
apoyar la creación e impulso de nuevas empresas innovadoras, incluyendo eximir
de declarar IVA en operaciones inferiores a 3.000 euros anuales, lo que
beneficiaría a 500.000 contribuyentes, el 30% del total, con un coste de solo
228 millones.
Armonización autonómica
"La cuestión más polémica es la armonización
de la imposición patrimonial", reconoció ayer durante la presentación del
Libro Blanco de la reforma fiscal el presidente del comité de expertos, Jesús
Ruiz-Huerta. El comité ha buscado aquí un "equilibrio entre la
corresponsabilidad fiscal, como expresión de la autonomía financiera, y la
exigencia de garantizar la aplicación de la imposición sobre la riqueza con
criterios de eficiencia y equidad". "La deriva de los últimos años ha
sido una competencia entre regiones sobre estos tributos, vaciándolos a efectos
de recaudación y de control de la riqueza", sostuvo Ruiz-Huerta sobre
figuras como Patrimonio y Sucesiones y Donaciones. "Hay que evitar el vaciamiento
y el Gobierno debe establecer límites mínimos de gravamen, al alza y a la
baja", concluyó. "El debate está entre la defensa de la autonomía de
una comunidad concreta y la autonomía general", pues la competencia hace
que "estos impuestos tiendan a desaparecer", dijo.
En consecuencia, los expertos proponen delimitar la capacidad normativa de las CCAA de
régimen común para fortalecer sus ingresos tributarios. La idea es fijar a
escala estatal las bases imponibles y liquidables (excepto el mínimo exento),
dejando cierto margen a las autonomías para definir el mínimo exento, la escala
de gravamen y posibles deducciones y bonificaciones de la cuota, con el
objetivo de asegurar un gravamen mínimo efectivo en todos los territorios. El
comité, eso sí, no concreta qué limites considera adecuados.
Más allá de la armonización, el grupo propone cambios relevantes en la
fiscalidad de la riqueza, considerando que gravarla será una herramienta clave
para impulsar la necesaria consolidación fiscal de las cuentas públicas después
de que la factura de la pandemia de Covid-19 haya disparado déficit y deuda.
Los expertos defienden mantener las dos principales figuras del ámbito:
Patrimonio y Sucesiones y Donaciones. Aunque sería factible suprimir ambos,
admiten, hacerlo requeriría establecer otros gravámenes en la misma línea para
compensar su ausencia.
Patrimonio y escudo fiscal
En Patrimonio, proponen elevar el mínimo
exento hasta el millón de euros. A partir de ahí, el comité aboga por mantener
el escudo de rentas que actualmente limita el gravamen a un máximo del 60%
sobre la suma del IRPF y Patrimonio, aunque proponen incrementar la cifra al
70% (umbral en el que ya estuvo en su día y que superaría el 65% que
tradicionalmente han usado las provincias vascas).
Empresa familiar
En Sucesiones y Donaciones se aboga por un
mínimo exento alto, con una escala de gravamen moderada para los familiares más
cercanos (grupos I y II). En el caso de la empresa familiar, se recomienda
mantener su beneficio fiscal (reducción del 95% al 99% según la región),
evaluando su efectividad periódicamente. Piden, eso sí, aumentar la seguridad
jurídica con reglas más claras y estrictas, que fijen un importe máximo de base
imponible que pueda beneficiarse de esta reducción.
MONTERO DESCARTA UNA "SUBIDA FISCAL
INMEDIATA" ANTE LA GUERRA EN UCRANIA
La creación de un comité de expertos que diseñara
una reforma fiscal, y el impulso de sus primeras medidas en el primer trimestre
de 2023 forma parte de los compromisos sellados por el Gobierno español con la
Comisión Europea a cambio de las ayudas del Mecanismo de Recuperación
europeo. Nadie podía esperar cuando se puso en marcha, el pasado 12 de abril,
que al concluir el plazo límite para concluir el informe, el pasado lunes, el
mundo no solo no habría dejado atrás la pandemia sino que viviría conmocionado
por una nueva guerra en Europa: la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Un
conflicto que ha supuesto una nueva convulsión económica global que llevó ayer
a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al recibir el documento, a
asegurar que no impulsará de forma "inmediata ninguna subida fiscal".
Es más, el Ejecutivo se encuentra inmerso
actualmente en la puesta en marcha de un Plan Nacional de choque que
palie los efectos de la guerra en la economía española, admitiendo que
ralentizarán la recuperación económica de la crisis del Covid y tensarán los
precios al alza. El paquete, de hecho, incluye una nueva extensión de las
rebajas fiscales aplicadas sobre la factura eléctrica hasta el 30 de junio.
En paralelo, y por los mismos motivos, la Comisión
Europea ha abierto la puerta esta semana a retrasar un año más, hasta
2024, la reactivación de las reglas fiscales que obligan a los países a ceñirse
el cinturón de la ortodoxia y a cumplir límites de déficit (3% del PIB) y deuda
(60%).
España, que vio saltar la deuda pública del 95,5%
al 125% y el déficit del 2,9% al 11% durante la pandemia podría ganar algo de
aire adicional así para reconducir sus cuentas públicas. Se da la circunstancia
añadida de que el calendario electoral, que fija los próximos comicios
generales a finales de 2023 si el Gobierno de coalición agota la legislatura,
puede desincentivar acometer antes grandes subidas de impuestos. Hacienda, que
avanzó que valorará qué hacer con el texto en los próximos "meses y
años", se limita de momento a asegurar que las medidas se acompasarán a la
situación económica.