España cae
hasta el puesto 39 de 64 países del ránking mundial del IMD World
Competitiveness Center. La falta de recursos y gestión errónea de la pandemia
penalizan al país, que desciende tres posiciones en 2020.
Culpar a la
pandemia de la pérdida de competitividad puede ser un argumento
creíble...Excepto cuando todos los vecinos mejoran la suya. España cosechó en
2020 su peor dato en competitividad desde 2014, en plena crisis, mientras
Grecia, Francia, Italia o Portugal mejoraron.
España se
descuelga tres puestos, hasta la posición 39 de 64 países del ránking
mundial del IMD World Competitiveness Center. "España es uno de los países
que más ha sufrido el impacto de la pandemia, pero también se podría decir lo
mismo de Italia, y sin embargo a futuro España se sitúa mucho peor",
explica Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD en
declaraciones a EXPANSIÓN.
Bris apunta como
causas a la gestión de la crisis del Covid-19, "que deja a España en una
posición bastante mala para gestionar nuestro futuro, no solo por las medidas
económicas, sino también políticas". Y es que, en Italia, por ejemplo,
existe una mayor confianza en la estrategia de recuperación del gobierno.
La pérdida de
competitividad española contrasta con la evolución positiva de la gran
mayoría de economías de Europa Occidental, que mejoran su posición respecto a
la última edición del informe: Alemania sube dos posiciones, hasta la número
15, Reino Unido una, hasta la 18, Francia otras tres, hasta la número 29,
Portugal escala una, hasta el puesto 36 e Italia mejora tres (puesto 41).
"La progresiva mejora de estas economías permite a Europa Occidental
reducir progresivamente su brecha con respecto a otras regiones", destaca
el informe del IMD.
Lo que estos
países han hecho mejor, a ojos de Bris, "es entender que en una crisis
hay que sopesar ganadores y perdedores. No todo el mundo puede ganar".
Cuando la pandemia golpea con más fuerza a algunos sectores, conviene asumir
que el coste puede caer en quien lo puede pagar. Bris pone como ejemplo los
pensionistas, que en otros países han asumido el coste de las políticas,
mientras que la protección ha ido directamente a los sectores más golpeados. Se
trata de una decisión política impopular que el Gobierno de España no se ha
atrevido a tomar. "En España no ha habido la capacidad de anteponer ese
coste, eso es falta de liderazgo", añade Bris.
En cambio,
medidas que habrían supuesto un balón de oxígeno para el turismo, la industria
más castigada, han tardado en llegar. "Un ejemplo como pueden ser los
bonos turísticos para la población que otros países anunciaron en 2020, veo que
España no ha empezado a implementarlos hasta este año. Son soluciones con un
año de retraso, cuando la economía ya ha sufrido mucho":
Más
preocupante todavía es la cuestión fiscal, donde Bris advierte de que el
coste de la pandemia vaya a ser sufragado con impuestos más altos que penalizan
el clima de negocios".
España goza de
una posición geográfica adecuada, tamaño y sistema político adecuados para
mejorar en el ránking. Incluso un tejido empresarial puntero que destaca en la
clasificación por su eficiencia. El gran problema es que "no tenemos una
estrategia de país. En ausencia de una buena estrategia económica, nuestra
posición no pasará del número 35", lamenta Bris.
El descenso en
el rendimiento económico responde a la posición rezagada que ocupa España en
aspectos como el desempleo juvenil, el crecimiento real del PIB per cápita o la
resiliencia de la economía.
En cuanto a la
caída en eficiencia gubernamental, refleja una percepción muy negativa con
respecto al sector público, especialmente en lo relativo a finanzas públicas,
legislación sobre desempleo, creación de empresas y adaptabilidad de las
políticas gubernamentales.
Por otro lado,
España mejora tres posiciones en eficiencia empresarial (pasando del 42 al 39),
con mejoras en aspectos como activos del sector bancario (del 20 al 17) o
productividad laboral (del 22 al 19). Además, mantiene el puesto 25 en el
acceso a los servicios financieros.
Europa, en
las primeras posiciones
Suiza encabeza
el ranking por primera vez (pasando de la tercera a la primera posición),
destacando en inversión internacional, empleo y, especialmente, en aspectos
relacionados con educación, finanzas públicas y marco institucional. Por su
parte, Suecia (segundo puesto, cuatro por encima que en la edición anterior)
destaca por un buen desempeño económico; concretamente, en economía nacional y
empleo. Completan los cinco primeros puestos Dinamarca, Países Bajos y
Singapur, que en las dos últimas ediciones ha ocupado el primer lugar. La caída
de Singapur responde a la pérdida de empleos, la falta de productividad y el
impacto económico de la pandemia.
En los 15 primeros
puestos aparecen economías con buena tecnología e infraestructuras
tecnológicas, capacidad de transformar negocios, adaptación a las nuevas
circunstancias derivadas de la pandemia o trabajo desde casa. Al igual que el
pasado año, destaca también la mejora generalizada de las pequeñas economías,
que ganan terreno gracias, en buena parte, a su facilidad para implementar
políticas en tiempos difíciles.