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España afronta la recuperación con el mayor déficit de la zona euro

Eurostat certifica que España lideró en 2020 el aumento del déficit público, con un desfase del 11%, 3,8 puntos más que la eurozona, y la cuarta mayor deuda pública del bloque.

Tras una década de duros ajustes bajo el brazo correctivo de la UE, España logró salir en junio de 2019 del procedimiento de déficit excesivo al situar el año anterior su déficit público por debajo del 3% por primera vez desde 2008. Pero la alegría duró muy poco. Primero, porque ese mismo año el desfase de las cuentas volvió a crecer, hasta el 2,9% desde el 2,5% de 2018. Y segundo, porque el tsunami del coronavirus sepultó de nuevo a España en 2020 bajo una montaña de deuda y déficit públicos.

Eurostat certificó ayer que España cerró el año de la pandemia con el desequilibrio presupuestario más abultado no solo de toda la zona euro, sino del conjunto de la UE, con un déficit del 11% (122.900 millones). Esto es, 3,8 puntos superior al promedio de la eurozona; 1,4 puntos más que Italia; 1,9 por encima de Francia, o dos veces y media más que Alemania (aunque el Gobierno espera rebajarlo al 8,4% este año y al 5% en 2022). Una desviación inédita desde 2009, fruto del escudo económico y social desplegado para mitigar el impacto de la pandemia. Y aunque no fue el país más endeudado, su pasivo fue el cuarto mayor del bloque, con una cifra equivalente al 120% del PIB, 24,5 puntos porcentuales más que en 2019, frente a los 13,7 puntos que aumentó en el área del euro.

Estas cifras, que Eurostat anticipó en abril y ayer corroboró con los datos actualizados, evidencian que España, que encaró la emergencia sanitaria del Covid con uno de los menores márgenes fiscales de la UE pese a haber crecido de forma ininterrumpida en los seis años anteriores, afronta ahora el proceso de recuperación en peores condiciones que sus socios. ¿Por qué su desequilibrio presupuestario fue el mayor de la zona euro si todos los países afrontaron la crisis con una fuerte batería de medidas fiscales, incluidas ayudas directas a empresas que en nuestro país fueron más modestas y que aún hoy siguen sin llegar al tejido empresarial?

Primero, por su débil punto de partida inicial en el ámbito fiscal, con un déficit del 2,9% en 2019 frente al 0,6% de la zona euro. Alemania, de hecho, afrontaba la llegada de la crisis con un superávit del 1,5%, que ascendía al 1,7% en el caso de Holanda, mientras que el déficit italiano era prácticamente la mitad que el español (1,5%). De las grandes economías del euro, solo Francia superaba el desfase español, con un 3,1%.

Peso del gasto público

Segundo, porque el gasto público en España disparó 10,3 puntos su peso sobre el PIB, hasta el 52,4%, mientras que los ingresos representaron el 41,5% del Producto Interior Bruto, muy lejos del 46,6% del promedio europeo, del 52,6% francés, el 47,5% italiano o el 46,5% alemán. Son datos que evidencian la diferencia de músculo y recursos entre España y el resto de grandes economías europeas.

En la eurozona, el peso del gasto público sobre el PIB ascendió al 53,8%, con aumentos de 5,8 puntos en Alemania, de 6,2 en Italia y de 8,6 en Francia. De las grandes economías del euro, solo Alemania tuvo una ratio de gasto sobre PIB inferior a la española (el 50,8%), mientras que en Italia y Francia ascendió al 57,1% y 61,6%, consecuencia del impacto de la caída del PIB, pero también de la mayor capacidad de destinar recursos a combatir los efectos del coronavirus.

Pero aún más relevante que el desajuste cíclico de las cuentas es la evolución del déficit estructural (aquel ajeno al ciclo económico) que, según los cálculos del Gobierno enviados a Bruselas, se disparará hasta el 4,7% este año desde el 3,8% de 2020, aunque promete rebajarlo al 4,5% en 2022. Es, junto al de Italia, uno de los más elevados de la UE, y aunque en la actualidad están suspendidas las reglas fiscales para dejar tiempo a sanar las profundas heridas del Covid, la disciplina fiscal retornará en 2023 al bloque comunitario.

Aunque no está claro si se mantendrán los baremos anteriores a la pandemia (un déficit inferior al 3% y un volumen de deuda pública no superior al 60%) o si se relajarán, los Estados tendrán que empezar a digerir los fuertes excesos de gasto provocados por la crisis sanitaria. Y es obvio que España se encuentra muy por encima de ambos topes (su deuda duplica el nivel de referencia).

En un mensaje a Europa con vistas a ese futuro que está a la vuelta de la esquina, el Gobierno promete a Bruselas, en el Plan Presupuestario 2022 enviado la semana pasada, una fuerte subida de impuestos a partir de 2023 para embridar el déficit estructural. Promete hacerlo elevando la presión fiscal hasta acercarla al promedio europeo, pero pasando de puntillas sobre el ajuste del gasto. De hecho, el Ejecutivo español anuncia para el año que viene un gasto público récord, lo que casa mal con la necesidad de corregir el mayor desequilibrio presupuestario de toda la Unión Europea.

Fuente: Expansion









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