El Tribunal establece que la Administración debe
deshacerse de todo el material y la documentación conseguida en la entrada al
domicilio, aunque abre la puerta a que en un futuro pueda ser usada esa
información en otros procedimientos.
17
de junio Fuente: Expansión
El Tribunal Supremo (TS) obliga a Hacienda a destruir y
devolver toda la documentación incautada durante un registro si la orden
judicial que lo autorizó queda anulada. De esta forma, el Supremo frena a
la Agencia Tributaria a la hora de almacenar estas pruebas,
aunque abre la puerta a que se pueda utilizar la información contenida en
ellas, desvinculada de los propios documentos, en otros procedimientos si así
lo permite la autoridad judicial en un eventual asunto futuro.
El Supremo, en una sentencia de 12 de mayo de 2022, establece de esta forma que
"la declaración de nulidad de la autorización judicial de entrada y
registro en domicilio priva de cobertura jurídica a las actuaciones de la
Administración e implica el deber de devolver la documentación incautada y de
destruir las copias que obren en su poder". Según el fallo, "la
invalidez de la autorización judicial de entrada y registro en
un domicilio arrastra consigo todo lo actuado por la Administración con base en
dicha resolución jurisdiccional, de manera que la incautación de documentación
carece del necesario presupuesto".
El magistrado Luis María Díez-Picazo,
ponente del fallo, invoca la jurisprudencia del propio Supremo y recuerda que
la Administración está obligada a la devolución al interesado de todo
lo incautado. "Si ello no fuera así, la mera declaración de que se ha
vulnerado el derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio resultaría
un remedio insuficiente. Este criterio jurisprudencial debe ahora ser plenamente
confirmado", precisa.
También afecta a los ordenadores
Además, el Supremo subraya que esta exigencia de
devolver la documentación incautada abarca no sólo los documentos en sentido
propio, sino también otro material, como pueden ser soportes informáticos u
ordenadores. El Supremo exige que se destruyan también las copias que
la Administración haya podido realizar de la documentación y del material
incautados durante el registro que sea anulado. "De poco serviría que la
Administración devolviera documentos u otros efectos si pudiese legítimamente
guardar copia de los mismos. Ello equivaldría seguramente a una incompleta,
cuando no inútil, devolución", argumenta el fallo.
Sin embargo, la sentencia del Supremo hace una
distinción entre la documentación y el material incautado con la información
que contenía ese material. En ese caso, el Tribunal entiende que
"información no es lo mismo que documento, soporte informático, u
ordenador". El Supremo destaca que "la prohibición de conservar lo
incautado no puede eliminar aquello que ya ha sucedido, a saber: que la
Administración ha leído los documentos, ha examinado los soportes informáticos
y ha tenido acceso al resto del material incautado y, por esa vía, dispone de
información". De esta manera, el fallo considera que "la
información, en sí misma considerada, es algo inmaterial" y que
"está en la mente de las personas".
De esta forma, el Tribunal abre la puerta a que
esa información, si así lo estima un juez, pueda servir como medio de
prueba en un eventual procedimiento futuro. El fallo concluye así que
"no puede resolverse, en este caso, qué uso cabría legítimamente dar a esa
información, una vez independizada de la documentación -u otro material- donde
fue hallada". Según el Supremo, "ello sólo puede resolverse en el
procedimiento administrativo o jurisdiccional en que, llegado el caso, alguien
quiera utilizar tal información".
Nuevo freno a la Agencia Tributaria
En cualquier caso, este fallo supone un nuevo
freno del Tribunal Supremo a la Agencia Tributaria en materia de entrada y
registro. El año pasado, el Tribunal confirmó su doctrina y estableció que la
Agencia Tributaria no puede hacer registros domiciliarios sin
previa notificación de inicio de inspección, mediante autorización judicial. A
juicio del Supremo, lo contrario vulnera el principio de inviolabilidad del
domicilio.
Esta jurisprudencia establece que la autorización
de entrada en el domicilio de un contribuyente debe formar parte de un
procedimiento inspector ya abierto y cuyo inicio se haya notificado al inspeccionado,
con indicación de los impuestos afectados y los periodos a los que afectan las
pesquisas, tal y como exigen los artículos 113 y 142 de la Ley General
Tributaria (LGT).
Además, en 2020, el Tribunal ya frenó a la Agencia
a la hora de solicitar la autorización del registro de una empresa basada en
los indicios de ocultar facturación al compararlo con la media
de su sector. En concreto, la Sección Segunda de la Sala de lo
Contencioso-Administrativo anuló entonces un auto judicial que permitió a
Hacienda un registro físico, al realizarse bajo la premisa de que simplemente
estaba ocultando cifras de ventas al facturar por debajo de la media de la
competencia.
En esa sentencia, el Supremo establece que
"la corazonada o presentimiento de la Agencia Tributaria" está fuera
de lugar para pedir el registro de una empresa por posible fraude, aunque esté
basado en estadísticas. "No basta ni para establecer una relación causal o
esquema que desemboque en ese fraude", ni menos aún para justificar la entrada
en un domicilio, para cotejar u obtener datos que sostengan o desmientan dicha
presunción. Entre los planes de actuación de la Agencia Tributaria, destacan
los controles que realiza sobre el IVA y el Impuesto sobre Sociedades de
sectores con un alto volumen de efectivo.
EL FALLO EVITA ACLARAR LA VALIDEZ EN EL FUTURO
El fallo del Tribunal Supremo evita pronunciarse
sobre la cuestión conceptual de fondo en este asunto, que es aclarar el uso
legítimo o ilegítimo de la información que pueda hacer la Agencia Tributaria en
un futuro. La sentencia deja en manos de los tribunales decidir si el uso de
esos datos puede servir como prueba o no.
El Tribunal tampoco invoca la sentencia del
Tribunal Constitucional (TC) sobre la lista Falciani, que la admitió como medio
de prueba sobre fraudes fiscales. En esa ocasión, el TC argumentó que esa
obtención de datos bancarios procedentes de la lista no vulnera el derecho a la
presunción de inocencia ni a un proceso con todas las garantías. De esta forma,
respaldó otro fallo del Tribunal Supremo, cuando en febrero de 2017 admitió la
lista como prueba válida para condenar por delitos fiscales a un acusado.
Sin embargo, ahora el Supremo descarta aclarar en
qué condiciones se puede admitir o no esa información como prueba. "Lo que
hace es quitarse de encima el asunto de fondo, lo que se trató en la famosa
sentencia del Constitucional", explica el abogado fiscalista Esaú Alarcón,
socio de Gibernau. "Podría haber resuelto, pero lo que dice es que en cada
caso concreto habría que mirar el posible uso de esa información", añade.
El Supremo, efectivamente, apunta que "la
información, en sí misma considerada, es algo inmaterial. Está en la mente de
las personas que además pueden almacenarla por los medios más diversos".
En este sentido el fallo cree que este asunto "no puede resolverse en esta
sede".
A su juicio, el uso de la información obtenida en
estos registros tras su anulación "sólo puede resolverse en el
procedimiento administrativo o jurisdiccional en que, llegado el caso, alguien
quiera utilizar tal información como prueba".