El presidente
del Consejo General de Economistas, Valentín Pich. “El Plan de
Recuperación va a ayudar, pero está por ver qué cambia"
Pich teme
que la tardanza de las ayudas europeas les reste efecto y que la reactivación
maquille las debilidades precrisis. Aboga por reducir costes laborales, ligar
la jubilación a la esperanza de vida y dar tamaño a las pymes
"Ahora no
solo nos toca ayudar a superar la crisis producida por el Covid, sino
esforzarnos para que se lleve a cabo de forma inclusiva y sostenible, no solo
por un compromiso ético sino también como un factor de competitividad”, declaró
ayer Valentín Pich (Barcelona, 1953), tras ser reelegido presidente del Consejo
General de Economistas por unanimidad entre los decanos. Este economista, que
también es miembro de la Junta de CEOE, advierte de que el rebote económico en
ciernes no debe esconder las reformas pendientes.
Contesta a
las siguientes preguntas:
P ¿Qué prevé en su nuevo mandato?
R Seguiremos
haciendo estudios de auditoría, contables, fiscales, financieros, laborales...
Es una manera de participar en el debate público y de tratar de incrementar la
cultura económica de la sociedad. De cara al debate fiscal iniciamos ahora un
ciclo de conferencias hasta finales de año, al que van a venir Cristóbal Montoro
o Jordi Sevilla, y haremos otro de fiscalidad medioambiental. Y con Cepyme
prepararemos un manual práctico de derecho concursal para las empresas.
P ¿Se
escucha lo suficiente a los economistas en España?
R Yo creo
que sí. Pero el economista, por definición, es un cenizo. Lo ve todo negro. La
economía es importante pero no es el único límite a la acción pública. No se
puede predecir el futuro, el técnico puede aportar datos, pero les corresponde
a los gestores gestionar.
P ¿Qué es
lo que más le ha sorprendido de esta crisis?
R Que el
país haya aguantado. Sorprende que Internet no cayera [pese al Gran
Confinamiento y el auge del teletrabajo], lo que significa que tenemos buenas
infraestructuras y un país ordenado a pesar de todo. Todo era muy incierto y
las empresas siguieron prestando servicios y pagando impuestos.
P ¿Cuáles
han sido los mayores aciertos y errores del Gobierno en la gestión económica?
R Hemos
hecho bien cosas homologables a las de otros países: los ERTE; las líneas ICO,
en colaboración con la banca, que podía tener su interés crematístico, pero ha
arrimado el hombro; y las ayudas directas a empresas. Pero una cosa a criticar,
y que sorprende, es que más de dos meses después de aprobar esos 7.000 millones
de euros, por un tema de gestión descentralizada y de discusiones entre
Gobierno y comunidades, esas ayudas apenas se hayan dado.
P ¿Cree
se evitará la ola de quiebras empresariales que se temía?
R La
realidad es que aún vemos mucha gente en ERTE y que los concursos no se están
produciendo porque hay una moratoria hasta final de año. La vacuna está yendo
rápido pero no acaba de solucionar los problemas o la caída del turismo. Hasta
octubre o noviembre no podremos ver la magnitud de la caída. Aquí va a haber un
gran rebote, pero los que estaban mal al principio, tras un año perdido,
estarán peor.
En 2020 se
rompió la tradicional correlación entre caída de PIB y destrucción de empleo,
¿es un logro real o artificioso?
Tenemos varios
interrogantes. Las estadísticas están bien, pero hay medio millón de personas
en ERTE que no sabemos cómo van a terminar. Luego está el de si se puede
despedir o no, la ley dirá lo que tenga que decir, pero las empresas que vayan
mal van a tener que despedir. Está la idea de que cuando crecemos contratamos
mucho y cuando caemos despedimos rápido. Una razón es la dimensión de las
empresas: una firma sofisticada dedica dinero a formar equipos y trata de
aguantarlos porque cuesta volver a empezar pero aquí tenemos empresas demasiado
pequeñas y hacen falta medianas. Otra es que algo falla en el tema laboral. Los
despidos caros no favorecen la contratación. Y los costes de Seguridad Social,
que son un impuesto al trabajo, son elevados en España.
P ¿Y qué
le parece la reforma laboral del Gobierno?
R No
sabemos mucho. De la anterior reforma laboral habrá que retocar algo, seguro,
pero hay que tener cuidado con introducir constantemente mensajes de que lo que
va a venir es peor [un coste del despido más caro] de lo que hay, cuando no es
verdad. Porque en un país con este nivel de desempleo no vas a complicar el
despido si quieres que las empresas contraten.
P ¿Por
qué el Consejo prevé una menor alza de PIB que el Gobierno?
R Hay un
rebote, pero venimos de tan abajo que un estallido del consumo en julio, agosto
y septiembre puede crear una ficción. La realidad es que antes de la pandemia
estábamos perdiendo fuerza en la recuperación y teníamos la deuda pública al
nivel de Francia, y ahora en dos meneos más estaríamos en el de Italia. Hasta
final de año no podremos tener conclusiones sobre la recuperación.
El Gobierno fía
la mejora del crecimiento potencial al Plan de Recuperación, ¿Como lo valora?
Hablamos de
70.000 millones en subvenciones y otro tanto en crédito. Empezamos a hablar de
ellos en otoño, pero ha pasado medio año y seguimos acumulando dificultades,
con lo cual la capacidad de acción que teníamos ya se ha visto un poco mermada.
Y tenemos dos años y algo para gastarlo porque se ha decidido que se haga todo
muy rápido. Habrá quien diga que por las elecciones, otros que porque como
hemos caído mucho es bueno que se invierta rápido. En otros países se han dado
un año o dos más. Y las reformas que se van a hacer no están del todo claras. El
Plan va a ser una ayuda pero está por ver qué cambia.
P ¿Qué
espera de las reformas que se harán a cambio de las ayudas europeas?
R Europa
siempre te dice las mismas cosas, como que hay que pulir las deducciones
fiscales, pero no te dice cuáles... En pensiones el camino es ligar el cobro a
la cotización, alargar la vida laboral, no fomentar la jubilación anticipada y
separar las prestaciones contributivas del sistema asistencial. En laboral,
todo lo que sea que las empresas no tengan miedo a contratar de manera
indefinida. Y luego piden unidad de mercado que es hacer que la empresa de
Madrid pueda vender en Andalucía sin reservas porque haya 17 normas diferentes.
P ¿Eso
incluye la homogeneización fiscal autonómica?
R El
mercado es perfectamente compatible con que haya diferencias impositivas, pero
eso pasa por hacer marcos. Eso requiere presentar un modelo de financiación del
que cuelgue un sistema fiscal que marque unos límites para las autonomías. Un
modelo podría ser eliminar el impuesto de patrimonio y dejar un impuesto de
sucesiones a tipo reducido y lineal, con pocas exenciones, para que el rico
pague y la clase media acomodada pague algo, y que las autonomías tuvieran
márgenes.
P ¿Subir
impuestos ahora complicaría la recuperación?
R Ahora
no toca, hay que pasar el año sin complicarnos la vida. Luego ya dependerá de
la política y de las elecciones.
Fuente:
CincoDias