La tasa subyacente aumenta cuatro décimas, hasta
el 3,4%. Hasta 35 provincias registran avances por encima del 10%.
Madrid
14 ABR 2022 CincoDias
El Instituto Nacional de Estadística (INE)
confirmó este miércoles que el Índice de Precios del Consumo (IPC) avanzó en el
mes de marzo un 9,8% en tasa anual, la misma cifra que había adelantado dos
semanas antes. Aunque los precios se encuentran al nivel más elevado desde mayo
de 1985, la confirmación del dato por parte de Estadística permite a España
esquivar, al menos por el momento, la temida frontera del 10%.
De ello dependerá la evolución de los precios
durante este mes de abril, que
sigue fuertemente condicionado por la guerra en Ucrania y el encarecimiento de
la energía. Por ahora, la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) confía en
que el IPC haya tocado techo con este avance del 9,8% y que los precios
comiencen ya a bajar moderadamente.
De cumplirse las proyecciones de Funcas, España habría logrado evitar la barrera
inflacionista del 10%. Sin embargo, según los datos del INE, nueve comunidades
autónomas ya la han rebasado. Las dos Castillas, en concreto, llegaron en el
mes de marzo al 11%. Tras ellas se situaron Aragón (10,7%), La Rioja (10,6%),
Galicia (10,5%), Extremadura (10,3%), Cantabria y Comunidad Valenciana (10,2%),
y Murcia (10%).
Por provincias, un total de 35 sobrepasan la temida barrera, con Toledo (12,6%), León
(12,5%), Huesca (12,2%) y Ávila (12%) a la cabeza.
La subida de los precios a nivel general obedece principalmente a la energía, los
combustibles y los alimentos. Dentro de los distintos grupos con influencia en
el avance del IPC está, por ejemplo, la vivienda, con una variación anual del
33,1%, más de siete puntos y medio por encima de la registrada en febrero. Este
repunte se debe a la subida de los precios de la electricidad y, en menor
medida, del gasóleo para calefacción, mayor este mes que en marzo de 2021.
A continuación, se sitúa el transporte, con una tasa del 18,6%, casi seis puntos superior
a la del mes pasado. La causa es, de nuevo, el encarecimiento de los
carburantes y lubricantes para vehículos personales.
Los alimentos y bebidas no alcohólicas, por su parte, aumentan su variación en más de un
punto, hasta el 6,8%, a causa de subidas generalizadas de todos sus
componentes. Entre ellas destacan los incrementos de los precios del pescado y
marisco, frente a la bajada registrada en 2021, y de las legumbres y hortalizas,
además de la leche, el queso y los huevos y la carne.
Hoteles, cafés y restaurantes alcanzaron el 4,4%, ocho décimas más que en febrero, debido
a que los precios de la restauración y los servicios de alojamiento aumentan
este mes más de lo que lo hicieron en 2021.
En paralelo, la tasa anual de la inflación subyacente, que no incluye a las partidas
volátiles como los alimentos frescos o la energía, aumenta cuatro décimas,
hasta el 3,4%. Es la más alta desde septiembre de 2008.
Con este panorama, la vicepresidenta primera del Gobierno y
ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, reconoció que la escalada
inflacionista ha alcanzado unos niveles que son “inaceptables”. Por ello, el
Ejecutivo “trabaja intensamente” en varios frentes para reducir los precios de
la energía, la principal causa del alza.
Desde Mérida, la vicepresidente explicó en declaraciones recogidas por Efe que se están
tomando medidas decididas a nivel nacional y europeo para rebajar el precio de
la electricidad y de los carburantes. Por un lado, está la rebaja de 20
céntimos por litro de carburante que se aplica en España desde hace dos
semanas, así como la de los impuestos, los cargos y los peajes del sistema
eléctrico. Por otro, recordó Calviño, están las conversaciones con la Unión
Europea para intentar reducir los precios de la electricidad en los mercados
mayoristas e implementar, aunque sea de forma temporal, la ya conocida como
excepción ibérica.
El objetivo prioritario es que cuanto antes
empiece a bajar el precio de la energía y, en consecuencia, el del resto de componentes que conforman el IPC. De
lograrlo, recordó Funcas, España empezará a ver a partir del mes de abril un
descenso de los precios para situar la tasa media del IPC a cierre de 2022 en
el 6,8%.
70.000 millones
La escalada inflacionista podría rondar los 70.000
millones de euros de merma en el
poder de compra de los salarios y los depósitos. La cifra se obtiene al ver los
efectos que la inflación media de los últimos 12 meses, del 4,9%, acarrea sobre
las rentas y los ahorros.
Por un lado, teniendo en cuenta que la masa salarial anual del país asciende a un
entorno de cerca de 600.000 millones de euros y que el incremento salarial
medio pactado en los convenios colectivos (que afecta a más de 8 millones de
trabajadores) fue del 1,47%, podría decirse que estos trabajadores están perdiendo
entre 3 y 3,5 puntos de poder de compra. Es decir, entre 18.000 y 21.000
millones de euros.
En paralelo, España cuenta con poco más que un billón de euros en ahorros depositados
en cuentas corrientes, por lo que el impacto del IPC, de casi el 5%, rondaría
los 50.000 millones de euros.
LA PATRONAL
LOGÍSTICA PIDE MENOS IMPUESTOS
La Organización Empresarial de Logística y
Transporte de España (UNO) pidió hoy al Gobierno que baje urgentemente los
impuestos que pagan las empresas para “compensar” el daño que está provocando
el retraimiento del consumo por los elevados niveles de inflación. El menor
consumo, añadió, pone en peligro la recuperación de las empresas y de las
familias y, por tanto, de la economía española, para la que estima un
crecimiento en torno al 5% este año.
En paralelo, la CEOE consideró “especialmente relevante” que se evite en el país
un escenario de subidas de precios y de salarios, ya que esto provocaría
efectos de segunda ronda y llevaría a una espiral inflacionista. La patronal aseguró
que el hecho de que la inflación subyacente esté 6 puntos por debajo del IPC
general demuestra que el tejido productivo está haciendo un “esfuerzo” para no
repercutir todo el aumento de costes en sus precios finales de bienes y
servicios”.
Los sindicatos por su parte, volvieron a pedir a la patronal y al Gobierno que
se aseguren las cláusulas de garantía salarial para evitar la pérdida de poder
adquisitivo.