Uno de los 30
compromisos que el Gobierno ha desgranado en el Plan de Recuperación
remitido por el Gobierno a Bruselas es la “mejora de la eficacia del gasto
público”, en el que se prometen “ejercicios de revisión del gasto hasta 2026”
para “asegurar la estabilidad presupuestaria y reafirmar la sostenibilidad de
la deuda pública a medio plazo” a fin de “lograr posiciones fiscales prudentes
a medio plazo sin dañar la inversión ni la protección social una vez que la
recuperación económica sea firme”.
Lo cierto es que
este bloque es menos concreto que el capítulo dedicado a los ingresos públicos,
que sí establece el claro objetivo de acabar con una brecha de recaudación de
7,2 puntos frente a la media europea, y, de hecho, se limita a exponer que, sin
medidas específicas, el déficit se rebajará “del 11,3% en 2020 al 7,7% en
2021”, pese a que el Programa de Estabilidad que se envió en paralelo ya
rebajaba esta previsión original a una reducción del agujero fiscal del 10,8%
al 8,4% en 2021.
El
documento, en realidad, se limita a reforzar la importancia de los ejercicios
de revisión el uso de los recursos estatales, los spending reviews,
que viene elaborando la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal
(Airef), a quien se encargarán ahora planes quinquenales para “desligar del
ciclo político los procesos de revisión del gasto público” y donde se creará un
departamento específico a tal efecto.
El objetivo
advierte, “no es el de obtener ahorros presupuestarios per se”,
sino el de “aumentar la calidad del gasto público, mejorando su composición y
reorientando su uso, para favorecer el crecimiento económico y la creación de
empleo, sin dejar de hacer frente a los retos demandados por la nueva realidad
económica y social”.
Fuente: CincoDias