El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández
de Cos, en su comparecencia en el Congreso para presentar su informe anual, se
ha mostrado firme en las consideraciones que el organismo regulador hizo en su
informe, les haya gustado o no a algunos grupos políticos.
2
de junio Fuente: Expansión
De forma técnica, el Banco de España desmonta
la farsa económica que el Gobierno del presidente Sánchez trata
de hacernos ver. Para el Ejecutivo, todo es de color de rosa: somos los que más
crecemos, los que más empleo creamos y los que más sólidamente están cambiando
su estructura económica hacia una más productiva. Todo ello es falso, y
el Gobierno lo sabe, pero trata de aprovechar esa ilusión creada en el
corto plazo para enviar la imagen de economía sólida.
Todas las instituciones, nacionales e
internacionales, están dejando al descubierto las flaquezas de la
economía española, que Sánchez acrecienta por su incapacidad para
llevar a cabo las reformas estructurales que necesita España, pues antepone
su permanencia en el cargo al interés general, ya que no se atreve a
agilizar nuestra economía porque depende de los votos de la extrema izquierda,
a la que tiene en su Gobierno, de los independentistas y de los herederos del
antiguo brazo político de ETA.
El último en dejar en evidencia el fracaso de la
política económica del Gobierno ha sido, como decía, el Banco de España, que ha
asegurado que España ha sido la que peor lo ha hecho de todas las
grandes economías de la zona euro. Este comentario, por cierto, ha
molestado especialmente al ministro Escrivá, que ha llegado a
atacar al Banco de España al decir que en sus análisis no hay mucho fundamento,
en lo que constituye un ataque inaudito a una institución como es el Banco de
España. Es una muestra más de que este Gobierno no acepta ninguna crítica ni
demuestra mucho respeto formal por ninguna institución si ésta no lo aplaude.
Lamentable. Pues bien, si pensaban que, por ello, el gobernador iba a
arredrarse, se equivocaban: ha explicado y defendido el contenido del informe,
su visión de la realidad económica, sus advertencias, consejos y propuestas.
España se rezaga, se queda atrás, respecto del
conjunto del área del euro: en el
ITR-2022, la actividad económica en España todavía estaba 3,4 puntos
porcentuales por debajo del nivel observado antes de la pandemia, mientras que
en el conjunto de la eurozona estaba 0,4 puntos por encima del nivel anterior a
la pandemia. Por ello, el Banco de España considera que nuestro país no
va a recuperar el nivel de su economía previo a la pandemia hasta finales de
2023, mientras que la zona euro sí que lo ha hecho.
Asimismo, no comparte la idea deslizada por el
Gobierno de que haya cambiado la estructura productiva de España, para afirmar
que el INE no mide bien, por ello, el crecimiento. El Banco de
España considera que no se ha dado ese cambio, con lo que la estructura para la
medición del PIB es correcta.
Del mismo modo, considera que la inflación
se encontrará por encima del 7% de media y que ello provocará grandes
tensiones y un gasto y déficit nunca visto por el efecto que tendrá en
las pensiones, al revalorizarse ahora por el IPC (el Gobierno
derogó el factor de sostenibilidad que introdujo el PP), de manera que si no se
reforma el sistema y las revisiones de las pensiones no se incluyen en un pacto
de rentas, la presión del gasto será insoportable.
Ese empeoramiento de la economía lo recogerá el
Banco de España próximamente, ya que anticipa que en junio revisará a
la baja la previsión de crecimiento de España, debido a la fuerte
desaceleración en el primer trimestre. Dicha ralentización viene muy marcada
por el hecho de que el consumo privado no está avanzando bien,
debido, posiblemente, a la precaución de los hogares por empeoramiento de
expectativas (en las rentas altas) y por agotamiento del ahorro debido
al sobrecoste de la inflación (en las rentas bajas), que hace que no
se canalice hacia un mayor consumo.
Y es que estima que la inflación está
afectando mucho a toda la población, especialmente a las rentas bajas, que
gastan casi toda su renta en consumo y, por tanto, la subida de precios les
afecta más. Mientras, Sánchez, de manera inconcebible, se niega a
deflactar el IRPFy a bajar impuestos. Debido a ello, el gobernador
considera probable que los tipos puedan subir al 1%, elemento necesario para
frenar la inflación, que mermará la capacidad económica de los agentes
económicos. El gobernador, que ha pedido un pacto de rentas que incluya
también a empleados públicos y pensionistas, también desmonta el mantra del
Gobierno acerca del empleo, ya que cree que se irá ajustando a la evolución
económica y que el mayor crecimiento actual puede deberse, entre otras razones,
a la contratación de más personas para un mismo puesto respecto de las que antes
de la pandemia lo realizaban, debido a las exigencias derivadas de las
restricciones. De las palabras y análisis del gobernador no puede
desprenderse más que solidez, la que ha caracterizado al antiguo banco
emisor en toda su trayectoria. Cuando se lee este informe o cualquiera de los
que publica, se percibe perfectamente que sus comentarios están respaldados por
argumentos técnicos, sólidos, sensatos. Realmente, explica qué es lo que
sucede, a diferencia de lo que el Gobierno está acostumbrado, que es tratar de
retorcer los datos para que justifiquen lo que quieren argumentar. Es la
diferencia entre la pulcritud del Banco de España y los argumentos que el
Ejecutivo trata de emplear para justificar lo injustificable. A la luz de los
datos del Banco de España y del resto de organismos, estos cuatro años
de gestión del presidente Sánchez dejan una España con los precios más
altos -luz, combustible, alimentos-, con menor competitividad,
con estancamiento, con un empleo aupado por el sector público y por los ERTE y
con un empeoramiento generalizado de expectativas y una inseguridad jurídica
creciente. Datos que irán a peor si el Gobierno sigue empeñado en tratar de
ocultar la realidad, ante cuyo espejo le ha puesto el gobernador del Banco de
España.
José María Rotellar | Profesor de la UFV