Vía libre para
que los países puedan seguir combatiendo los estragos económicos de la pandemia
sin estar atados a la disciplina fiscal. La Comisión Europea ha confirmado que
mantendrá suspendidas las reglas fiscales hasta 2023 para apuntalar la
recuperación, que se prevé que será desigual entre los 27.
Así lo ha
confirmado el Ejecutivo comunitario en la publicación del paquete semestral de
primavera. La decisión estaba casi descontada pero no deja de ser la
confirmación de que la Comisión no quiere prisas a la hora de retirar los
estímulos de apoyo a la economía para no repetir los errores de la
anterior crisis. El Ejecutivo comunitario prevé que la cláusula de
escape del pacto de estabilidad se mantendrá activada hasta 2023, fecha en
la que espera retirarla si no hay ningún accidente inesperado en el curso de la
recuperación.
Sin embargo,
Bruselas pide que para el próximo año los países se preparen para
mantener posiciones fiscales prudentes. Así lo ha recomendado a España,
al que pide que cuando las condiciones económicas lo permitan, mantenga una
política fiscal prudente orientada a asegurar la sostenibilidad fiscal
en el medio plazo.
En su análisis
para España, los técnicos comunitarios también piden al Gobierno de Pedro
Sánchez que preste atención a la composición de las finanzas públicas,
tanto en los ingresos como en los gastos del presupuesto, y a la
calidad de las medidas presupuestarias, en especial el apoyo a la transición
climática y digital.
"En 2022,
las políticas fiscales deberían ser más diferenciadas, teniendo en cuenta el
estado de recuperación, la sostenibilidad fiscal y la necesidad de reducir las
divergencias económicas, sociales y territoriales", ha señalado el
Comisario económico, Paolo Gentiloni, que pide específicamente a los
países que como España acumulan un alto nivel de endeudamiento "que
limiten el crecimiento del gasto corriente".
"Una cosa
es que las finanzas públicas se utilicen para gastos corrientes; otra es si
solían invertir en investigación, educación e infraestructuras públicas",
agregó.
Sin embargo, el
Ejecutivo comunitario es consciente del alto nivel de deuda que están
acumulando los países para combatir la crisis del Covid-19, entre ellos España
que ya registra un nivel de endeudamiento del 120% del PIB, mientras que el
déficit se disparó al 11% en 2020.
Bruselas ha
incluido a España en el grupo de países que preocupan por su desequilibrio
fiscal, aunque este año, ante la incertidumbre de la recuperación tras la grave
crisis dejada por el coronavirus, el Ejecutivo comunitario no ha abierto
procedimientos por déficit excesivo.
Impacto del
fondo de recuperación
La publicación
del paquete semestral de primavera llega este año algo descafeinada por la
elaboración y análisis de los planes nacionales de recuperación, que se
centrará en las recomendaciones estructurales de los países para
aprovechar los 750.000 millones de euros en ayudas para financiar reformas
e inversiones.
Los técnicos
comunitarios ya han recibido 23 planes nacionales, el último el de la República
Checa enviado esta misma mañana, y la intención es empezar a dar su valoración
sobre las propuestas a finales de este mes de junio. La Comisión subraya que
una rápida implementación de los planes nacionales es "clave" para
apoyar la recuperación.
Bruselas quiere
que los países se apoyen en el Fondo de Recuperación y hagan un uso completo de
sus recursos. "Ofrece una oportunidad única para mejorar nuestra economía,
incluido un apoyo sustancial fiscal sin incrementar los niveles de deuda y
déficit", indicó el comisario económico, Paolo Gentiloni.
De hecho, esta
es una de las recomendaciones que la Comisión dedica a España al aconsejar al
Gobierno de Sánchez utilizar en 2022 los fondos europeos del nuevo plan
Marshall comunitario "para financiar inversiones adicionales en apoyo a la
recuperación, así como "preservar la inversión financiada con fondos
nacionales".
A comienzos del
mes de mayo la Comisión Europea presentó sus previsiones macroeconómicas de
primavera, que recogían un panorama más alentador que en invierno, sobre todo
por el impacto que tendrá el despliegue del plan de recuperación. La
recuperación de la economía europea ya ha despegado y se espera que
acelere en los próximos meses y el año que viene. Sin embargo, el mercado
laboral todavía tardará en salir de la crisis, mientras que la inflación se
mantendrá moderada.
Bruselas prevé
que España sea el país que más crezca en 2021 y 2022 de toda la UE a un
ritmo del 5,9% y el 6.8%, respectivamente, mucho mayor de que el pronostica
para el conjunto de la UE situado entre el 4,2% y el 4,4%. Sin embargo, la
economía española no alcanzará el nivel previo a la llegada del coronavirus
hasta mediados de 2022.
La Comisión cree
que los riesgos están ampliamente equilibrados. Mientras que por el
lado positivo destaca el impulso de una campaña de vacunación más rápida de lo
esperado, junto con un fuerte efecto tractor del crecimiento de la economía
global y una mayor propensión de los consumidores a consumir más, por el lado
negativo apunta a los riesgos de una retirada prematura de los estímulos o el
aumento de las insolvencias corporativas.
El futuro, en
cualquier caso, sigue siendo incierto, por eso la Comisión ayudará hasta 2023
manteniendo la relajación del cinturón fiscal. Otra cosa será lo que pase más
allá de este año. El fuerte aumento de los niveles de deuda de los países
europeos obliga a repensar las reglas fiscales, una discusión que tendrá lugar
más adelante, una vez que se esclarezca el panorama electoral en Alemania, que
celebra elecciones para elegir a la sucesora de Angela Merkel en septiembre de
este año.
"Todos
sabemos que los déficits presupuestarios tendrán que reducirse desde los
niveles excepcionales de este año y del pasado", ha apuntado Gentiloni,
que confía en que se lleve a cabo de una manera en la que "no se repita el
error de sacrificar la inversión pública y otros gastos productivos necesarios
para el crecimiento futuro de nuestra economía.